La Mota en su cementerio

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Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 23

La localidad de Alcalá la Real y su comarca tiene un don especial dentro de la provincia de Jaén. Hasta la mitad del siglo XIX no entró a formar parte del territorio de la diócesis. Hasta ese momento fue una abadía nullius, una zona regida por un abad y su cabildo, con clero propio y con cierta autonomía del obispo de Jaén.

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En estos días el cementerio ubicado en la cima de la Fortaleza de la Mota está concursando a ser catalogado como la primera necrópolis en la categoría de Mejor Historia en el marco del III Concurso de Cementerios de España. La elección se está haciendo de modo digital en la página www.revistaadios.es.

El máximo exponente de esta necrópolis, con más de cinco siglos de antigüedad, se sitúa en la Iglesia Mayor Abacial, lugar donde actualmente se proyecta un audiovisual del Centro de Interpretación de la Vida en la Frontera, según explica en un comunicado el Ayuntamiento de Alcalá la Real.

Muchas veces he visitado la localidad de Alcalá la Real, pero nunca tuve un mejor acompañante que el cronista don Domingo Murcia Rosales, quien nos explicó todo el conjunto de la Mota, a varios profesores de un instituto de enseñanza obligatoria, cuando hace unos años tuvimos la buena suerte de contar con su inestimable magisterio. En esta columna dejé constancia de aquella memorable jornada cultural, gastronómica y religiosa.

Puesto que entrar en Alcalá la Real es vivir la honda religiosidad de sus calles y sus gentes, de sus monumentos religiosos y civiles. En la historia de la ciudad alcalaína quedan las pruebas de ser una comarca que ha dado muchos sacerdotes a la diócesis del Santo Reino durante el último siglo. Entre ellos el obispo don Antonio Ceballos, emérito prelado de Cádiz-Ceuta.

La religiosidad de los vecinos de Alcalá la Real la muestra, sobre todo, en los días de la Semana Santa, con el empuje de nuevas cofradías y la incorporación de recientes imágenes, prueba de que allí nació y fue bautizado el gran maestro del barroco andaluz el escultor Martínez Montañés.

Los antiguos y nuevos templos alcalaínos sirven de reunión en torno a Cristo Eucaristía, donde dominicalmente los fieles celebran el Misterio Pascual del Señor, centro y cumbre de la vida cristiana de un pueblo, que gozó de formar parte de aquella abadía, en los límites de la frontera entre los territorios conquistados por los cristianos y ante el reino nazarí granadino.

Si la necrópolis de la Mota obtiene el premio buscado, servirá de imán de atracción al gran número de visitantes que en los últimos años ha obtenido aquel conjunto arquitectónico, sumando un motivo más para pedir a las autoridades correspondientes la construcción del ansiando parador de turismo, asunto que no han olvidado las autoridades locales. Situación que produciría un fuerte empujón a la industria hostelera local y comarcal.

Los cementerios siempre tienen un aura de romanticismo, una dosis de arte e historia, y una llamada constante a la fugacidad de la vida, que pasa sin darnos cuenta entre los dedos de las manos orantes de los católicos ante la Virgen de las Mercedes, patrona de Alcalá la Real y de toda la comarca de aldeas circundantes al gran conjunto defensivo de la Mota, lugar de vigía peramente desde los tiempos de la Reconquista hasta la consecución de la unidad española.

Tomás de la Torre Lendínez

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