Anoche estuve viendo el primer capítulo de “Toledo”, serie proyectada en Antena 3. Una vez más afirmo que sería mejor que no tocaran la historia de España si lo hacen de esta forma: manipulando, sospechando, deseando, sesgando, emborronando, y actualizando el argumento a la sociedad de hoy desde una sociedad del siglo XII.
Con este tipo de producto televisivo se hace ficción de la historia de España, y se muestra al espectador medio como si fuera la “verdadera historia” de aquella época. Con tamaño engendro, donde cada capítulo vale casi medio millón de euros, se comete una “recreación histórica” de cómo a los guionistas les hubiera gustado que se produjeran los hechos históricos que se pretenden contar.
Además, se persigue que la serie sea “muy contemporánea” presentando un Toledo con la falsa historia de la tolerancia y el respeto y la convivencia de las tres culturas engendradas en las tres religiones monoteístas: cristianismo, judaísmo e islamismo.
Este cuento que ha colado hasta en los libros de texto de ciencias sociales que circulan por las aulas de los institutos españoles, ahora pretenden meterlo en los hogares como una verdad histórica indiscutible, y adoctrinar que así debería ser la sociedad de hoy.
La corte del rey Alfonso X el Sabio fue un singular dentro de un plural de reyes reinantes en los diversos reinos de aquel siglo, pero solamente en el campo de la cultura y las artes. En el resto de la sociedad de aquellos días los problemas siguieron siendo los mismos, tanto en Toledo como en cualquier ciudad.
La convivencia de las tres religiones era un desiderátum, pero nada más. En la realidad diaria los litigios, las venganzas, los amores, los comercios, las economías, las familias,…. Vivian con las diferencias y roces propios de una sociedad feudal y violenta muy lejos del bucolismo que pretende la serie “Toledo”.
Sospecho que el resto de la serie pretende alargarse en el tiempo mezclando en los 13 capítulos de esta temporada la “realidad histórica deseada” con otros episodios y nuevos personajes, manteniendo a los que anoche hicieron su primera actuación.
Existe mucha diferencia entre esta producción y otras hechas fuera de España. Por ejemplo, las elaboradas en Inglaterra, sobre su historia, las presentan tal cual fueron los hechos. No toman partido por ninguna vertiente. No tratan de adoctrinar a la gente de hoy manipulando la historia de ayer.
Este creo que es el grave defecto que anoche contemplé en “Toledo”. Cuando los guionistas españoles dejen su inclinación “doctrinaria” veremos series interesantes, pero el pecado “doctrinario” lo llevan tan metido en la sangre que supongo que nunca podremos ver nuestra historia en la televisión sin ninguna manipulación.
Esto se llama tirar el dinero. Con la crisis económica actual mejor es dejar quieta la Historia con mayúscula, para no convertirla en “mi historia particular” con minúscula.
Tomás de la Torre Lendínez