La Caram y el Ballarín

Llega un proceso electoral en Cataluña. Ahora es para la presidencia del Barcelona. Y uno de los aspirantes ficha a la Caram. El catetismo paleto vuelve a pasear por los platós televisivos, ha fichado a Sor Lucía Caram. Sí, la hermana dominica del convento de Santa Clara de Manresa, argentina aunque premiada ya como «catalana del año» por su trabajo contra la pobreza, monja contemplativa, «cojonera» y mediática. Una religiosa que aprendió catalán gracias a los consejos del padre Juan José Gallego, el único exorcista de Cataluña, y también conocida por ser fanática del Barça, aunque para ello tenga que llamar «ladrón» a Gil Manzano, árbitro de uno de los clásicos del curso pasado. Y qué decir de su pasión por Convergència. «Estoy enamorada del presidente Mas», llegó a comentar con rechoteo en otra campaña electoral de la que formó parte, junto a Xavier Trias en las municipales, de tan ingrato recuerdo para el ex alcalde. Sor Lucía Caram, a la que las amenazas del Vaticano le importan un comino, suma a su manera, genera audiencia -ya sea poniendo tibio al político de turno, ya sea cocinando-, y si se pone la bufanda del Barça, seguro que atrapa algún que otro voto. Y como pareja de baile, otro aspirante ficha a un cura de 95 años. Mossèn Ballarín, de 95 años, ya echó en su día una mano cuando una moción de censura perpetrada en las alcantarillas de la ciudad casi le deja sin silla presidencial y en cueros en 2008. «Cuando vi la camiseta del Barça con Qatar se me cayó el mundo encima. Están sonados», comentaba esta semana el sacerdote ante un satisfecho aspirante, al que le faltó poco para ofrecerle un puesto en su junta. ¿Quién tiene más gancho o tirón?. Los electores lo decidirán cuando voten.