PUBLICIDAD

¿Jaén: ná de ná?

|

Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 29 La provincia de Jaén es de las últimas en muchos listados. En el campo educativo, cultural, industrial, laboral, sanitario…sin embargo, según las estadísticas presentadas hace unos días, somos una tierra donde el índice de delincuencia ha bajado en los últimos años. Somos una provincia tranquila, donde se puede vivir sin verse mezclado con delitos a toda marcha. Vivimos en una tierra con una ratio de 26 delitos por mil habitantes, habiendo bajado un 4,7 por ciento con respeto al año 2014. Somos tierra sin problemas graves delictivos. Por otra parte, varias personas del mundo de la cultura en su más amplio sentido, tratan de comunicar a todos los vecinos de la provincia que en Jaén no vale decir: No hay ná de ná en el campo cultural. Algo que vengo oyendo desde que tengo uso de razón. Con el paso de los años he visto que es cierto que Jaén es pacífico a la hora de pisar las leyes y reglamentos jurídicos. Y el dinamismo cultural existente entre nosotros es casi inexistente, gracias a nuestro ancestral problema: somos unas gentes desprovistas de motivos para luchar por nuestras propias carencias, somos apáticos, somos tranquilones, deseamos que todo nos lo resuelvan desde arriba, somos indolentes, somos quejicas sin poner soluciones propias, sin salir de nuestra comodidad, sin deseos de luchar con fuerza y denuedo por todo lo nuestro. La propia Iglesia Católica posee en su interior un gran desierto cultural. Solamente, ahora, en el tiempo cuaresmal es cuando las cofradías encienden sus faroles culturales llenos de lugares comunes, en prosa o en verso, siempre avistando sus sagradas imágenes desfilar en las procesiones por las calles, proyectando sus esbeltas figuras sobre el suelo, o meciéndose al compás de las marchas musicales, envueltas en las volutas de humo emergiendo desde los incensarios que manejan unos monaguillos con barbas de varios días. ¿Existe una cultura católica que salga del interior cofradiero que abarque todo el año?. Ciertamente no. En estas fechas se lanzas pregones al aire de los oídos de los mismos del año anterior; se publican unos boletines de hermandades desprovistos de una unidad de contenido y de objetivos comunes que busquen hacer el bien espiritual y cultural a quienes los leen, que son siempre los mismos de siempre. Quien suscribe este campanario colabora con alguno de esos boletines, reconociendo que apenas sirven para algo más que entrar en el archivo cofradiero para siempre jamás. ¿Tiene solución el desierto cultural laico y cristiano en las tierras de Jaén?. Una respuesta exacta no la tengo, porque la interrogación la siento en mi consciencia antes de nacer, nacido, crecido, desarrollado y en la plena madurez. Es cierto que existen individualidades que han dejado ricas herencias culturales católicas, pero nada más y sin continuidad en el tempo. Nunca ha existido en este Jaén de mi cuna un movimiento católico y cultural digno de tal nombre y con protagonismo valioso. Por lo tanto, aunque seamos una provincia sin excesiva delincuencia, somos una tierra sin afanes culturales valientes en el campo católico o laico. Quien desee triunfar en su especialidad cultural tiene que tomar la maleta e irse fuera, para que se cumpla el mensaje de Jesús: “Ningún profeta es aceptado en su propia tierra”. Triste realidad que ocurre en muchos casos. En consecuencia estoy de acuerdo con el dicho: “En Jaén no hay ná, de ná”. Aunque hoy pongamos el dedo en la llaga de esa apatía tan jaenera, pero tan perjudicial para todos nosotros. Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *