¿Iglesia muda y cobarde, o Iglesia valiente y comprometida?

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Corren tiempos y vendrán peores que les conviene a ciertos poderes sociales que la Iglesia y sus obispos y curas sean mudos por bemoles. Esos hilos sociales y políticos saben que las demandas judiciales que clavan en los juzgados son archivadas contra unos obispos determinados, que osaron escribir o hablar sobre los principios propositivos de la Moral Católica, como lleva la Iglesia haciendo dos mil años.

Todavía recuerdo algunas pastorales de obispos de los años cuarenta del siglo pasado que daban correctivos a sus fieles para que no bailaran agarrados, colocando una pared de cal y canto entre hombres y mujeres. Los curas, en la Misa mayor dominical, debían leer aquellos documentos llenos de unas palabras difíciles de entender por el pueblo llano, quien solamente se quedaba con dos cosas: que bailar agarrados era pecado y que en el templo se debía entrar con unos manguitos de tela para tapar las carnes hasta la punta de los dedos, sobre todo femeninos.

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Las críticas y los chistes populares en conversaciones tabernarias eran los lugares donde arrear palos contra aquellos pastores que medían la fe con los centímetros de tela. Aquello pasó al baúl de los recuerdos.

Ahora han cambiado las tornas. Los grupos sociales defensores de la moralina laicista y atea, impuesta a golpe de leyes inicuas, anticonstitucionales y antifamiliares, son los policías represores de la libertad de expresión de los pastores actuales que solamente tratan de iluminar a los fieles católicos a que no acepten una dictadura de relativismo moralino en el lenguaje, en el género, en el número y en las propias familias compuestas por padre, madre, hijos, hijas, que deben aceptarse tal como nacen del vientre materno, con sus virtudes y defectos.

Los policías del lenguaje y la moralina laicista y atea, como ve que los juzgados le quitan el empapelamiento de tales o cuales obispos, han optado ahora por elevar una denuncia ante el papa romano. Esperan abrir el castillo de San Ángelo, en Roma, como cárcel pontificia. Todo se andará.

Muchos paisanos creen que esa acción policial del pensamiento solamente la ejercen la izquierda. No es así. La generalización de la moralina laicista y atea ha sido asumida por la derecha con mayor fervor si cabe que su adversaria en la política y en la ingeniería social, anulando la libertad educativa de las familias, colegios y maestros de escuela sobre hijos y alumnos.

Algunos obispos optan por el silencio hablando del bucolismo pastoril, de lo bonita que es la primavera cuando salen las hojas a los árboles y lo triste que es el otoño cuando se cae el follaje de sus ramas.

¿Es mejor una Iglesia muda, o una Iglesia valiente y comprometida?

Saquemos, amigos lectores, las propias conclusiones ante los acontecimientos que vivimos durante este largo y cálido verano. Y esperemos las dificultades, que cada vez serán mayores.

Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios
1 comentarios en “¿Iglesia muda y cobarde, o Iglesia valiente y comprometida?
  1. «¿Es mejor una Iglesia muda, o una Iglesia valiente y comprometida?»

    Siempre valiente y comprometida.
    Especialmente contra los que desde dentro de la propia Iglesia pretenden convertirla en un juzgado o en un código de derecho eclesiástico en vez de en el lugar donde se revela el amor de Dios.

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