¿Con qué Iglesia me quedo?

|

«Iglesia confusa, iglesia confundida, iglesia a oscuras, iglesia despistada, iglesia partida, iglesia perdida, iglesia sufrida, iglesia mártir, iglesia frenada, iglesia subjetiva, iglesia ocasionalista, iglesia sumisa, iglesia pobre, iglesia silente, iglesia nacionalista…»

Estos adjetivos tras la palabra iglesia los ha colocado un lector muy amigo, quien me pide que le indique con que adjetivo se queda para él y su familia, porque andan perdidos entre los variadísimos reclamos publicitarios que nacen desde las aguas tiburtinas al último confín de la tierra. Y desde cualquier medio de comunicación hasta el más largo horizonte de la tierra que habitamos.

<

Aquí lleva mi respuesta el amigo fiel:

Solamente existe la Iglesia, Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana. Fundada por Cristo sobre la roca de Pedro y los demás Apóstoles.

El resto de adjetivos los puede colocar quien quiera, pero no definen a toda la Iglesia, sino a la visión parcial que el locutor esté dando a sus palabras.

Es cierto que el bosque de adjetivos despistan, obnubilan y ponen en duda a personas con poca formación cristiana y atraen a los ignaros quienes piensan que existen «muchas» iglesias, o tipologías de entender la Iglesia Católica.

Para el católico sensato y maduro, el Catecismo de la Iglesia Católica, es el contenedor del depósito de nuestra fe, transmitida desde la Palabra de Dios, la Tradición eclesiástica y el Magisterio de la Iglesia, resumida en un libro que nos dejó San Juan Pablo II.

Recomiendo a mi amigo en estos tiempos a rezar el Credo, dándose cuenta de la hondura de sus afirmaciones.

Y el Señor hará que algún día amanezca la calma, que tanta gente de buena voluntad necesita en estos revueltos años.

Comentarios
2 comentarios en “¿Con qué Iglesia me quedo?
  1. Yo razono así, si una persona se divorcia
    con hijos aunque sea con toda la razón del mundo, y se casa con otra persona, como no está muerto el cónyugue y progenitor, y se vuelve a casar o arrejuntar me da lo mismo; esa otra persona es un punto de discordia, porque hay que optar entre el nuevo cónyuge o los hijos tnto afectivamente como económicamente. Hay que decidir o si se va de vacaciones a Cancún o se le paga la universidad de un hijo, el problema es que ese hijo no es común. Si se tienen más pues ya está el lío montado. Si el nuevo cónyuge es varón y la madre aporta niñas adolescentes que son monillas, pues otro lío montado, porque el varón no es ciego no son sus hijas y todos somos humanos. Son situaciones cómicas de series baratas de tv, pero es la vida real, que a veces los guionistas captan mejor el alma humana que los curas y obispos y las conferencias episcopales. Así que ante tanta confusión el sentido común hasta que escampe. También si se lee la Biblia se ve que las situaciones se pueden aplicar perfectamente a nuestro tiempo, porque el ser humano no ha cambiado nada en su interior tienen los mismos defectos y virtudes antaño y hogaño.

  2. El problema no se resuelve así. El problema sigue y el problema es que la ambigüedad sistemática se ha apoderado de la cátedra de Pedro. No sólo eso. La ambigüedad sistemática se ha elevado a rango de categoría, al no querer Bergoglio aclarar la confusión provocada intencionalmente por él mismo. Un Papa que actúa así, que propala la ambigüedad y no la Verdad, se deslegitima a sí mismo y pierde la legitimidad de ejercicio. Yo estoy con el Papa en la medida, y sólo en esa, en que el Papa está con la Iglesia. En muchísimas ocasiones me vienen dudas y, para resolverlas, tengo que acudir al Magisterio anterior. Así no se puede seguir. Debe renunciar y marcharse con los protestantes, que es lo que le va, según parece.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *