Cada lunes por la mañana acudo al supermercado a comprar las viandas de toda la semana. Esta mañana he encontrado muy poca gente comprando, seguramente la resaca electoral ha mantenido al público medio dormido hasta más tarde de lo normal. Pero he tenido un encuentro muy especial. He dado con mi amigo Gustavo, buena persona de 90 años, dueño de una lucidez prodigiosa, acompañado de una de sus hijas. Este hombre como buen patriarca dispone una vivienda amplia, donde durante los años de la crisis, ha cobijado, como la gallina hace con sus polluelos, a los hijos y nietos, que se quedaron descarrilados del tren de la vida familiar sometidos a la miseria. Gracias a Gustavo están bajo techo y, al menos, comen caliente todos los días. Este buen hombre narra sus temores ante los resultados electorales de ayer. Le veo un carro lleno de balas de papel higiénico, le encuentro otro carro pleno de fruta y lácteos, mezclados con semillas como habichuelas, lentejas, garbanzos, patatas…La sentencia es muy clara: «somos muchos a comer y vivir, somos 12 en la casa.» Gustavo es un niño de la Guerra Civil, durante la cual pasó más hambre que un caracol pegado a un espejo, metía las manos en la basura vecinal, vestía trapillos recogidos a un trapero, se hizo adulto siendo un niño, a quien los republicanos habían dado el «paseo» a sus padres, por el gran delito de ir a misa y militar en Acción Católica. Ahora, me dice, no deseo que cuando nos lleven a las carencias elementales de los artículos de primera necesidad, tengamos por lo menos papel para limpiarnos el trasero, porque «durante la Guerra me limpiaba con una piedra de los solares…» A sus noventa años se enfurece al contemplar cómo los ignorantes votan a los comunistas, él que conoció el marxismo y sus consecuencias en sus propias carnes. Lo despido, pero cogiéndome la mano, suelta: Escriba, por favor, lo que le digo: «Los comunistas nos hundirán más que en Grecia, se lo digo yo. Espero no verlo y que Dios me llame antes de esa tragedia.» Gracias Gustavo por ser un valiente. Lo has sido siempre. Aquí he dejado tu mensaje. Tomás de la Torre Lendínez
Gustavo, el valiente nonagenario
| 25 mayo, 2015
Acaba usted de describir a lo mejor de la sociedad española. A ellos les debemos lo que llegó a ser España hasta 1985. De ahí en adelante todo ha ido a peor y la prueba es que ahora están llegando al poder los hijos de la España pseudodemocrática. Es sólo el principio.
Espero que los españoles de bien paremos esto,don Tomás. Nos va la vida en ello. Un abrazo,pater.