Durante el desarrollo del Sínodo de la Familia serán canonizados los padres de Santa Teresita del Niño Jesús. Benedicto XVI los beatificó, ahora llegan a la canonización. Una sabia decisión y una buena proposición, por primera vez en la historia de la Iglesia, de cómo existen genes de santidad a una sociedad como la actual, donde todo es materia, y la familia cristiana necesita revalorizarse. ¿Existen realmente estos genes de santidad?. Cualquier médico que esté leyendo estas líneas, sospechará que estoy loco, pues hago una proposición que científicamente es imposible, a pesar que la ciencia avanza a una velocidad media muy rápida. Sin embargo, con el caso que comentamos se demuestra que la santidad se «pega» por los testimonios, por el ambiente familiar, por ósmosis. Es cierto: de padres en los altares ahora, llegaron a los altares antes Santa Teresita, y una hermana suya está ya con el título de Sierva de Dios, llamada Léoni, la conocida como la hermana «menos brillante» de la patrona de las misiones. ¿Ocurren hoy casos similares a los de la familia Martin? Sí y muchos. Ocurre que son los llamados santos anónimos; esos casos que nunca salen en los medios informativos; esas personas que viven los valores evangélicos como el grano de trigo muriendo para dar fruto; esos padres esforzados, valientes, voluntariosos, bondadosos, sensatos, comprometidos en el silencio de sus conciencias con el Señor dentro de la Iglesia Católica. Viven estas personas anónimas huyendo de los focos de la actualidad, pero educan a sus hijos en un gran compromiso cristiano; trabajan, cuando pueden, ofreciendo su colaboración a la cooperación de la justicia distributiva en el mundo; luchan por salvaguardar a su prole de todos los peligros de los más fuertes, que siempre se comen a los más débiles; y todo lo hacen sin esperar nada a cambio, solamente porque tienen una enorme vocación, dada por Dios, de padres y madres de sus hijos. Sepamos descubrir a esas familias anónimas, que nos sirvan de modelos, y nos levanten la esperanza de saber que ser santo es posible, aún en este mundo tan desnortado y en esta Iglesia tan discutida. Tomás de la Torre Lendínez
Genes de santidad

| 04 marzo, 2015