Tras veinte años de aprobar el que las mujeres entraran a ser «pastoras», el anglicanismo da otra vuelta de tuerca: acaban de aprobar que las mujeres pueden ser «obispas». Solamente, según las últimas estadísticas fiables, viven 85 millones de personas dentro del anglicanismo que nació fruto del capricho de un rey inglés libertino y amante de muchas esposas, cuando deseó que el Papa hiciera lo que le decía su real voluntad británica. El mimetismo de la ley de las fichas del dominó colocadas una tras otra, ya produjo que en la Iglesia Católica entrara esa manía de la ordenación sagrada a las mujeres, aduciendo la igualdad de sexos y la falta de vocaciones en los seminarios de varones para recibir el sacramento del Orden Sacerdotal. La cansinería de semejante cuestión sigue en manos de los mismos de siempre que se distinguen como todos sabemos. ¿Podría dar estos pasos en el futuro la comunidad católica? No soy adivino, ni tengo una bola de buscador de absurdas verdades, pero los pasos dados por la comunión anglicana alejan cada vez más el sano ecumenismo entre anglicanos y católicos. Siempre y cuando esa acción ecuménica busque más lo que nos une que lo que nos separa. Supongo que en el presente católico no veremos ninguno de los pasos dados por los anglicanos. Pero nunca se sabe lo que puede ocurrir, porque los maniobreros de las oscuras logias masónicas no cesan de configurar una igualdad en todas las religiones donde todos sean iguales y nadie se diferencia de otros. En aras de una supuesta y falsa igualdad estamos asistiendo a unas actuaciones poderosas del laicismo y del relativismo. Lo mismo en la cabeza coronada que vive su Religión en el interior del palacio, que un gobierno supuestamente de derechas que corta tanto el tiempo real de impartir la Religión Católica que se hace en menos que canta un gallo. O una universidad que cierra la capilla porque sus dirigentes llevan genes similares de hace décadas. Sospecho que la generación a la que pertenezco no veamos pasos similares a los dados en el anglicanismo. Espero y confío en la acción del Espíritu Santo en la Iglesia Católica para que nunca perdamos nuestros tesoros del Reino de Dios, llevados de una pérdida de las joyas de la corona que hace de la Iglesia Católica tan única y verdadera comunidad de los hijos de Dios que caminamos por este valle de lágrimas camino de la Casa del Padre. Cuando miro hacia el centro del catolicismo actual, siento miedo porque no encuentro una seguridad fortalecida, veo que los goles entran en la portería siempre por el mismo flanco y la firmeza en la defensa es débil cuando no tardía y el balón está llegando muy fácilmente paseando por la raya del posible golazo que la afición corearía con un fortísimo aplauso siempre desde el sitio ubicado en el lado izquierdo de la propia meta local. Tomás de la Torre Lendínez
¿Futuras obispas en el catolicismo?

| 14 julio, 2014
A propósito de esta noticia sobre la ordenación episcopal (inválida para la Iglesia católica, desde el papa León XIII está claro este dato) concedida a las mujeres en la Comunión Anglicana, nunca he terminado de comprender cómo es posible que alguna que otra iglesia ortodoxa (como es bien sabido, las iglesias ortodoxas son fuertemente nacionales y aun nacionalistas, y sinodales autocéfalas) haya llegado a reconocer la validez de las ordenaciones ministeriales anglicanas.
Pero me quiero figurar que este paso que acaban de dar los hermanos separados de la Comunión Anglicana (auténtico salto en el vacío o hacia eñl vacío de dañar el diálogo ecuménico) va también a erosionar las relaciones de la Comunión Anglicana con toda la Ortodoxia. Porque los cristianos ortodoxos son muy fieles a la Tradición, son acaso la expresión histórica del cristianismo más fiel a la fuerza vinculante de la Tradición.
Y lo cierto es que, más allá de estudios con poca fiabilidad histórica que han pretendido descubrir sacerdotisas en la bimilenaria tradición del cristianismo, la Tradición (cristiana) nunca ha admitido a la mujer al ministerio ordenado por considerar que es esa la voluntad apostólica, que a su vez ha visto en esa «exclusión» la propia voluntad de Cristo.
La polémica está servida, lo antagónico total entre el machismo y el feminismo. San Juan Pablo II zanjó el tema. Pero somos erre que erre, los anglicanos que hagan lo que quieran, ya vemos como muchos están volviendo a la casa paterna que un día abandonaron como hijos pródigos . Debemos ser testigos vivos de Cristo en su Iglesia, ya está bien de doblarse ante el vendaval, hay que hacerse oír, el Papa nos orienta con sus palabras clarividentes casi a diario. He vivido unos días hermosos en la paz del monasterio benedictino «Santa Cruz» en Sahagún y recomiendo esta experiencia a toda aquella joven que busca algo más de todo lo que este mundo nos oferta, que como luz deslumbrante atrae a la mariposa que queda quemada para siempre. Feliz verano a todos.
Confío en el Espíritu Santo,don Tomás. Dios guiará los pasos de la Iglesia. Creo que los católicos tenemos un hermoso referente en los apóstoles. Nadie niega a la mujer su situación en la Iglesia,pero no se es católico por el sexo sino por el alma y el ser entero.
Iremos dando pasos,los necesarios: espero ver más diáconos permanentes, posteriormente,sacerdotes católicos casados enviados a comunidades muy concretas. Y Dios dirá hasta donde nos pide que le respondamos. Todo esto,unidos en espírítu con el Sucesor de Pedro.
Un abrazo,pater.
Es una excelente oportunidad para ver lo que pasaría en la Iglesia de aprobarse algo tan nefasto. Es cosa de mirar como están los anglicanos hoy en día, que han sucumbido a todas las banderas de lucha que hoy se alzan en contra la Iglesia.
Dios quiera se conviertan.
Soy contrario a la ordenacion de las mujeres, unicamente porque el Señor Jesus no lo hizo. Nunca fue por fobia hacia las mujeres. Esto lo tengo muy claro.
Pues seria partidaria de la ordenacion femenina en el capitulo de las antiguas diaconisas. Esto lo podemos ver algun dia. En estos tiempos no creo que ningun papa abra una puerta que cerro san Juan Pablo II. Claro que el futuro solamente lo conoce Dios.
Buen post, don Tomas, escrito en la brevedad que le caracteriza, donde dice verdades como puños señalando a quien se lo merece por su accion u omision. Adelante.