Espetos de sardinas

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Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 29

Está de moda pedir la declaración como patrimonio de la humanidad los temas más raros y peregrinos. Otros son de justicia alimenticia. Los espetos de sardinas malagueñas asadas a la manera y estilo costasoleño están ahora en la lista de espera para ser elevados a tan alto rango culinario mundial. Ciertamente que sería absolutamente positiva esa declaración.

Según los nutricionistas, el pescado azul tiene unas propiedades saludables muy ricas para la llamada dieta mediterránea, que tan de moda está en los mejores restaurantes de muchas estrellas y tenedores. La pasión por el pescado, para los católicos, comenzó con la pesca milagrosa cuando Jesús le indicó a sus discípulos que echaran la red por la otra parte de la barca. Las redes se llenaron de peces, que estuvieron a punto de reventarse. Mientras, el Señor esperó a sus amigos, en la orilla del lago de Galilea, con fuego encendido para asar el pescado y compartirlo con ellos.

Cuando hoy se visita Tierra Santa, se conoce el lago, se hace una travesía por el mismo, se visita el lugar donde Jesús comió el pescado asado, y, el mismo día, en el restaurante del hotel se come, dentro del menú contratado, el conocido como “pez de San Pedro”, asado y sabroso, con la particularidad de poseer una espina dura y áspera que complican su paso por el gaznate.

Si en el evangelio encontramos la afición de Jesús por el alimento de pescado, al tener entre sus amigos a varios pescadores, es razón suficiente para que el organismo correspondiente declare a los espetos sardineros malagueños como patrimonio culinario de la humanidad, porque la fe en Cristo es universal gracias a la Iglesia que ha llevado el mensaje cristiano hasta el último rincón de la tierra.

El mismo Jesús, cuando llamó a sus amigos, Pedro, Santiago, Juan y Andrés, a seguirle, se acercó hasta las barcas de la ciudad de Cafarnaúm, los invitó y ellos dejaron todo y se fueron con él. Más tarde les dijo que los haría pescadores de hombres, es decir discípulos suyos para que predicaran el evangelio y administraran los sacramentos a quienes fueran dignos de recibirlos.

Hoy es la fiesta de Pentecostés, la fecha en la que el Espíritu Santo descendió en forma de lenguas de fuego sobre los discípulos reunidos en el cenáculo. Es la jornada en la que enardecidos por los dones de la tercera persona de la Santísima Trinidad, los discípulos, como Pedro salió al público reunido en Jerusalén y les habló en su propio idioma dándose la primera transmisión y traducción simultánea en los diversos lenguajes de los presentes.

A partir de entonces, la Iglesia Católica echa andar de modo público y notorio, fue el día del nacimiento de la comunidad de los hijos de Dios receptores del sacramento del bautismo, el cual nos hace a todos ser pescadores de hombres, misioneros y portavoces del mensaje evangélico por el mundo conocido, comenzando por nuestra familia, compañeros de trabajo, vecinos y conocidos.

Los pescadores son los primeros que comen los productos del mar, por lo tanto en nuestra alimentación básica no debe faltar el pescado azul, que en el mercado es el más barato de todos, y si lo sabemos hacer al modo de los espetos malagueños, entonces estamos comiendo una parte del patrimonio de la humanidad, que lo tenemos tan cerca que no  le damos la importancia que le dan los millones de turistas que visitan nuestra tierra durante todo el año.

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