El «YO» de los aspirantes a obispos al descubierto en parte

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En las diócesis españolas, en su mayoría, entre fines de este año hasta el próximo bienio 2016-2017, muchos obispos serán sustituidos por causa de su jubilación. Corresponde a los obispos nacidos entre 1939 a 1942. Ellos lo saben y están preparando su transición de forma serena, pero conscientes, de que le llegará su salida de sus diócesis. En estas diócesis y en otras más se está produciendo un fenómeno singular: la carrera de relevos de curas dispuestos a meter la cabeza debajo de una mitra, la que sea buena es. Tal correntía tiene un saldo para darle un argumento peliculero a Berlanga, por ejemplo. El asunto se centra en los siguientes aspectos: 1.- Los susodichos aspirantes a obispos se han «creado» una claque de palmeros capaces de batir las manos sin parar como en los mejores tiempos del soviet supremo ruso. 2.- Los susodichos aspirantes a obispos han escalado peldaños de piedra artificial dentro del escalafón, desde cuya cúspide creen dominar al clero de infantería usando sus lenguas viperinas ante las orejas episcopales, quienes llevados del ronzal hacen lo que sus futuros sucesores, o de otros lugares, les piden en los últimos meses de asiento en la sede episcopal. Los patinazos producidos son para volver a reescribir novelas de corte del maestro «Clarín», que en paz descanse. 3.- Los susodichos aspirantes a obispos son nominados por el pueblo llano: «perejil de todas las salsas», por ejemplo en un tono chusco, y desde esa descripción suben el tono del acordeón hasta llegar a términos recogidos solamente en el diccionario del premio Nobel Camilo José Cela, que en paz descanse. 4.- Los susodichos aspirantes a obispos, son diagnosticados por algunos profesionales de la psicología del siguiente modo: enfermos de un yo subido hasta la máxima potencia, que arrastran como la capa episcopal que aspiran a colocarse cuando se sienten en su sede y le cuadriculen la chorla con la mitra correspondiente. 5.- Los susodichos aspirantes a obispos, son la comidilla de las tertulias de café, casino, parques y jardines, donde los conversadores les cortan unos trajes a medida con mejor calidad que los profesionales de los grandes almacenes que tienen el corte y el gentilicio de la pérfida Albión. En consecuencia, amigos lectores, dispongo de información de varias diócesis donde se está produciendo este vertiginoso carrerismo clerical, tan denostado por el actual sucesor de Pedro. Cuando disponga de más datos haré un post más detallado de estos pobres hombres que aspiran a ser coronados con mitra, vestidos de colorado, y mandar, sobre todo, eso mandar, sobre clérigos de infantería, cada vez más viejos y por lo tanto más pellejos e irreductibles, que además se ríen hasta de sus propias sombras, cuanto más del infantilismo de semejantes aspirantes a obispos de los próximos tres años. Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios
4 comentarios en “El «YO» de los aspirantes a obispos al descubierto en parte
  1. Siempre pensé que un buen sacerdote piensa que ser obispo es una cosa que uno no quiere para sí, que no busca y que no desea. Si lo busca, lo desea y lo quiere para sí, es que se ha olvidado de la esencia de ese lavar los pies, de ese el que quiera ser el primero que sea el último. Lástima que pase esto entre futuribles, y mucha más lástima ,que resulten electos.

  2. Hombre, sr. Tomás, ¿va esto por uno de aquí de Jaén que es conocido de sobra? Sobre todo porque es el perejil de todas las «salsas» jienenses. En serio. Estos procederes solamente producen amargura en quién desee seguir a Cristo. Amargura porque, con pastores de esta calaña, apañados vamos. Amargura porque nos hacen presente esa iglesia (con minúsculas) que habla del amor pero no vive el amor. Y de esto, tengo más que conocimiento en este nuestro Jaén.

  3. Sería fácil encontrar sacerdotes no afectados de esa «insuficiencia mitral», aunque no tengan un pedigrí corolado por doctorados de relumbrón. Bastaría que fueran pastores con olor a oveja, según el modelo propuesto por el Santo Padre Francisco

  4. Resulta descepcionante esto que cuenta,don Tomás y que resulta tan humano pero no debería serlo en aquellos que son pastores que cuidan y acompañan al pueblo de Dios en su peregrinar.
    Sé que el Espirítu Santo sacará bueno obispos de algunos sacerdotes y que,incomprensiblemente para nosotros,otros aparecerán como ovejas negras más que compañeros de viaje. Un abrazo,pater.

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