Los vendedores del humo de la demogresca están comiéndose las uñas porque la profanación del «templo del sistema» ha sido una vez más pisoteado por una pandilla de novatos mal vestidos, peor duchados, y malamente hablados. El equilibrio de la demogresca entra en barrena, en esta etapa, donde la fuerza de votos urnitas ha traído a una pandilla de indignados asamblearios nacidos a los pechos de un supervisor de nubes, incapaz de reconocer a sus propios hijos del viento, que no es de nadie. La demosgresca está que trina con unos personajillos que han roto el modelo del traje y la corbata, y han colado unas promesas tan arbitrarias como estrafalarias hacia la Constitución que desean derribar en cualquier momento, han demostrado sus pensamientos dictatoriales. La presencia de un hijo de la indignación, mamando de pechos maternales, es la prueba, como lo hicieron el nazismo, el marxismo, el fascismo, el bolivarianismo…que han entrado en el «templo del sistema» para no irse nunca más de allí, quedándose para siempre hasta reducir al polvo de la nada al resto de grupos incrustados hoy en el sistema de la demogresca. El perroflautismo está con sus posaderas en los escaños, de donde pasarán al caño de las aguas turbiales, y al coro de las voces y los ecos de tiempos idos en el siglo pasado, cuando se produjo un río de sangre fratricida. Todo este proceso es el fruto del abandono moral de una sociedad sin rumbo, donde los ideales se quedaron en la marca de aquellos cigarrillos consumidos por los abuelos que hoy frisan los setenta años. Así en la boca de los fumadores se quemaron para no volver nunca, porque ni la misma Iglesia Católica los defiende. Tomás de la Torre Lendínez
El «templo okupado»
| 13 enero, 2016