Se marcha el socialismo del gobierno, porque las urnas lo han querido. Pero deja un regalo envenenado al siguiente gobierno y a la Iglesia Católica. Es la forma de actuar de unos políticos ineptos, pero sectarios, y perseguidos por sus propios fantasmas históricos.
No han dejado en un pozo económico de dificil salida; nos han colocado con cinco millones de personas paradas; nos han llenado de ingeniería social en la moral y las costumbres; nos han legado una legislación atentatoria contra la vida humana; nos han rodeado de robos, de corrupciones y demás asuntos pendientes ante la Justicia. Y resulta que el gran problema a solucionar en España es el siguiente:
El cadáver de Francisco Franco debe salir de El Valle de los Caídos.
En esto han gastado el tiempo una pomposa Comisión de expertos elegidos a dedo entre gente de la cuerda socialista. !Menudo parto intelectual¡.
Sugiero que, ahora mismo, tengamos una calma llena de paz y sosiego espiritual, el mismo que respiro mirando la Cruz que campea en El Valle de los Caídos.
Esperemos que se vayan de una vez de las madrigueras del poder, estos socialistas que desean ganar una Guerra Civil que perdieron hace 73 años.
Dejemos a los muertos descansar en paz. Busquemos arreglo a la tragedia económica de las familias de España, y después, cuando comamos y trabajemos todos, nos pondremos a filosofar sobre El Valle de los Caídos.
Así se lo pido a la comunidad benedictina y al cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, en cuya diócesis está situada la Abadía de la Santa Cruz de El Valle de los Caídos. Y a todos los amigos lectores le ruego que recen por todos los españoles.
Tomás de la Torre Lendínez