Ayer tratamos el asunto del referéndum en Suiza. Hoy encontramos en un despacho de la agencia Europa Press, un apretado resumen de una reunión celebrada en Madrid donde el ministro italiano para Asuntos Europeos, Andrea Ronchi, llamó a la Unión Europea a ‘descubrir’ sus ‘raíces’ y aislar el fundamentalismo religioso así como a quienes en su nombre intentan ‘atacar’ Occidente.
El responsable italiano para la Política Europea participó en el seminario Retos Perspectivas para Europa tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa organizado por FAES. El ex presidente José María Aznar presentó el debate en el que intervinieron una veintena de miembros de la fundación y donde anticipó los desafíos que se presentan a la Unión Europea tras la ‘etapa de inestabilidad institucional y dudas’ cerrada, dijo, con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
Ronchi tras apuntar que el rechazo de los suizos a la construcción de minaretes en las mezquitas prueba los ‘temores’ referentes a la integración, denunció que Europa ‘dejó sola’ a Italia en la lucha contra la inmigración clandestina. Así, reclamó su ‘solidaridad’ y añadió que ‘ser europeos’ significa no dejar desamparados a España, Italia y Grecia frente a este ‘gran problema humanitario’.
Y, también, afirmó que “la familia del Parlamento Popular Europeo tiene que levantar el listón y hablar de este problema, no temer ser políticamente incorrectos y tampoco tener temor a reforzar y estar presentes con nuestros valores y raíces’, subrayó. En este marco, habló sobre la situación de Afganistán y recalcó que ‘Europa se juega su credibilidad’ en política de Defensa antes de alertar de la ‘realidad preocupante’ que suponen los ‘profundos y violentos’ ataques del fundamentalismo islámicos contra la libertad y la democracia.”
El asunto preocupa en las esferas de la Unión Europea, y en el seno del Partido Popular Europeo, pero son solamente palabras y palabras. Se echan de menos actuaciones coordinadas y se utiliza un lenguaje en exceso políticamente correcto.
Y lo más extraño es que la misma Iglesia Católica, por declaraciones del presidente del Consejo Pontificio de Pastoral para los Migrantes del Vaticano, monseñor Antonio Maria Vegliò, manifestó su preocupación ante el rechazo de Suiza a la construcción de minaretes en este país. Según confirmó a Europa Press una portavoz del Consejo Pontificio, Vegliò dijo tener ‘la misma opinión que los obispos suizos’ con respecto a la cuestión de los minaretes, que consideraron que la medida podría aumentar los problemas de convivencia entre ciudadanos de distintas religiones.
Ya el viernes, monseñor Vegliò se había manifestado contrario a iniciativas de este tipo porque constituyen una amenaza a la libertad religiosa de los musulmanes. ‘No se puede impedir la libertad religiosa’ comentó, al tiempo que remarcó la necesidad de mantener una postura ‘abierta hacia el otro’.
‘No se puede impedir a un grupo de personas tener su propia iglesia’ a pesar de que a veces no haya ‘reciprocidad’ en los países islámicos con respecto a los ciudadanos de otras religiones, había precisado.
Vegliò admitió que se trata de un tema ‘delicado’. Aun con todo, todo lo que se inspire en una ‘lógica de exclusión’ no concuerda con el ‘espíritu evangélico’, remarcó, señalando que, de hecho, ‘ser ecuménico no es una opción’ para los católicos porque ‘si uno quiere ser católico, debe ser abierto’.
Sinceramente el angelismo bucólico de este monseñor sobre el islám, como religión, me parece extraño y fuera de la realidad real de cada país árabe, donde la libertad religiosa no funciona para ningún católico en particular ni para la Iglesia Católica en general.
Y, usted, amigo lector, ¿que piensa de estas rarezas?.
Tomás de la Torre Lendínez
