Han desaparecido los apologetas, los defensores valientes, los esforzados soldados, los muros duros de contención. Han aparecido los situados de perfil, los imitadores de copias falseadas, los artistas de pacotilla fotográfica, los amigos de ser amigos de todos, aunque sea aguando el vino. Ahora y por años por delante está de moda el perfil bajo. A los travestidos en los últimos meses se les nota la ropa anterior, que cual viejas descuidadas llevan arrastrando por el suelo duro y pedregoso; en sus palabras se nota su fala de convicción y su metamorfosis es solamente de mascarón de proa repintado cientos de veces por el grumete, antes polizón, que se presta al maquillaje para no ser pasto de tiburones marinos. Está de moda el perfil bajo, y cuanto más bajo mejor. Si algún valiente de antaño sale al palenque con su caballo, embutido en su traje de acero colado, calado con su celada y yelmo, con el espadón al cinto y su adarga en mano, e intenta taladrar al espantapájaros situado en el final de la arena, y consigue mover al monigote dando giros sobre sí mismo; entonces, desde el perfil de los mirones pasados por la cirugía estética, salta uno a parar al loco suelto. En el intento se topa con un guerrero de fuste y ajuste claro de cuentas, ante quien el perfilado de bajo perfil, orondo como un saco de sebo, pretende imponer el bajo perfil al caballero de la cruz en el pecho, y se encuentra que sale más trasquilado que una merina hermafrodita. Pena, siento, por esta temporada larga de años presentes y venideros donde el papel de la defensa se hace desde el «buenismo» importado allende los mares, mezclado con un sabor a populismo cateto y pacato, donde solamente una persona puede echar los perros a los que colaboran en el papelón a quien no debió tocarle una lotería a la que no apostó, pero ganó según dicen los cronistas de la nueva cortesanía del perfil bajo, bajo, bajisímo, hasta ser una sabandija culebrera. Reconozco que cuando escribo con este lenguaje críptico, equis lectores se enfadan conmigo. Tienen razón, pero es que la lengua castellana es tan rica, que para no ser pasado por las armas al amanecer tengo que expresar en este modo culterano y barroco algo que está ocurriendo en la Iglesia que peregrina en España en estos momentos. Tomás de la Torre Lendínez
El perfil bajo de moda

| 22 diciembre, 2014
Don Tomás,los héroes suelen vivir y morir solos,y si son cristianos,más aún,pero a estas alturas de nuestras vidas,lomás preciado que nos queda es la fe,regalo de Dios y el amor al prójimo,aunque muchas veces ese prójimo nos resulte cansino.
Un abrazo,pater.
Totalmente de acuerdo don Tomas. El domingo un sacerdote joven (unos 40 años) hizo una homilia con todos los topicos politicamente correctos posibles: rezar es de pelagianos, Dios no quiere sacrificios de ningun tipo, los fariseos no se dejan sorprender por Dios, lo unico que cuenta es la misericordia. Y para concluir un ataque a los fieles «discolos»: los que llaman populista a Francisco estan fuera de la Iglesia (sic). Hemos regresado a los tiempos del absolutismo medieval.
Aun así, FELIZ NAVIDAD A TODOS.
De perfil bajo y traidores. Clásico clero juramentado. Juramentado a los poderes del mundo. Una vergüenza para la Iglesia de Cristo.
Bien dicho, don Tomás. No hace falta decirlo más claro. El perfil bajo es gris, desdibuja la Fe y deja al rebaño más cerca de los lobos que de Dios.
Pues los lectores que se enfaden son tontos. Una de las mejores entradas que le he leído, don Tomás. Usted siempre fue caballero de los que salen a batirse. Lo descubrí en el programa de Prada (otro valiente como usted) y ya nunca dejo de leerle. Y no es sólo que se imponga el perfil bajo, es que a los que son valientes como usted los expulsan a las tinieblas.
Supongo que como usted ha puesto un mapa de provincias, más que en particulares está pensando en obispos. En España nos queda por ejemplo Reig Plá. Pero sí: panorama triste y gris