En los últimos días la palabra y el uniforme del cocinero: el mandil se ha puesto de moda. Los diarios de izquierdas han quitado el mandil masónico a la fotografía del carnicero de Oslo. Los periódicos de derechas se lo han dejado puesto.
El mandil es una prenda imprescindible en la cocina. El matarife noruego necesitaba ese mandil para no mancharse con la sangre que en la fría y diabólica operación estaba concibiendo delante de un ordenador, siendo testigos las balas y productos explosivos que mandarían a paseo a un montón de inocentes.
Uno que mantiene el mandil en su cocina electoral es el candidato a presidente del gobierno del partido socialista. Cada día come y se expresa, olvidando su pasado biográfico, charlando con algún comunicador dentro de un estudio de radio o televisión.
El personal de la cocina electoral, con sus mandiles, ha servido un apetitoso menú al candidato por primera vez. Ha entrado en la red social de Twitter. Ha probado ese bocado casi celestial y cibernético que otros hemos comido hace unos meses.
Otro, con un mandil grande que se lo recortaron el 22 de mayo, dejándolo en la oposición en la comunidad madrileña, acaba de señalar que la culpa del mandil del carnicero de Oslo la tienen las televisiones digitales terrestres madrileñas, en manos de gente de extrema derecha. Y no se le cae el mandil al suelo al decir tal sandez.
Tampoco, se queda sin mandil el presidente del gobierno quien afirma, nada menos que en Londres, que el fanatismo produce una ideología de extrema derecha. Siendo al revés para que todos lo entendamos. Una ideología de extrema derecha o izquierda produce un inevitable fanatismo. Es necesario que examinemos a quienes nos rodean, cuando pasamos por la Puerta del Sol.
Los indignados ha sido visitados por un premio nobel en economía. Ha aparecido sin avisarles para conocer sus enormes propuestas sobre la economía nacional y mundial. Otra vez los mercados son los culpables de la crisis económica. Estos mercados están plagados de gentes con mandil.
Lo mismo que yo tengo colocado el mandil, pues estoy escribiendo esto en un bloc de notas mientras se hace en la cocina un potaje de lentejas que comeré hoy. El mandil lo usamos muchos, cada uno sabemos los motivos y los momentos para tenerlo puesto.
Tomás de la Torre Lendínez
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Lean, si les apetece:
Un año para descubrir ‘la partícula de Dios’
Blog del padre Tomás
http://tomas-de.blogspot.com/2011/07/un-ano-para-descubrir-la-particula-de.html
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