Todo lo que se promete debe cumplirse. Hablé en un post sobre la aparición de la última obra escrita del amigo y maestro Juan Manuel de Prada. Ahí tienen en la fotografía adjunta la portada del libro, que tiene 265 páginas, editado por Planeta, en su sección Temas de hoy. ¿Existen varias personalidades en Juan Manuel de Prada como escritor?. La respuesta debe ser afirmativa, porque tras leer la obra presente he llenado el cupo de las caras literarias que salen de la pluma manuscrita de Juan Manuel. Ahora afirmo sin temor a error posible que el señor De Prada es: Un poeta emboscado en la prosa porque cuando quiere sale su vena lírica y se planta como las amapolas primaverales en todos los verdes campos de la ancha llanura castellana. Un cronista de la realidad social, económica, política, filosófica, religiosa, mercantil, histórica y hasta de la actual informática, usando un riquísimo lenguaje que deja muy atrás a todos los que ponemos la firma bajo tal o cual reflexión en papel o en el mundo digital. Un literato conocedor de la mejor literatura clásica o actual, porque a lo largo de sus páginas coloca citas de autoridades cuyas obras conoce al dedillo y las incrusta perfectamente en la argamasa del edificio manuscrito que sale de su pluma. Es, el señor De Prada, un novelista consumado, leído, por millones de lectores y colocado por méritos propios entre los autores actuales con mejor proyección literaria en lengua española. En el libro, que acabo de leer, he topado con un De Prada ensayista, donde gota a gota establece un agujero en la piedra más sólida que podamos imaginar. Hace un repaso e invita a la reflexión sobre la democracia, la corrupción, la marca España, los podemonios, la idolatría plutónica, el Nuevo Orden Mundial, la abolición del hombre, la muerte de Dios, el fin de la palabra, y nosotros mismos y nuestras circunstancias. Sus pensamientos son de inmensa actualidad y pinchan al lector y su conciencia, porque Juan Manuel no escribe para los palmeros oficiales ni oficiosos. De Prada es un intelectual, dificil de encontrar en el estercolero español de estos tiempos. Siempre me cuestiono lo siguiente: ¿Cómo una persona nacida en 1970, alumno inevitable de la ley de Villar Palasí, nacida en esos años de los últimos soles del imperio franquista, pudo en corto tiempo sobresalir de la medianía de los españolitos de entonces, que son los profesores de hoy, con los que he convivido en un centro público de la enseñanza secundaria y no saben hacer ni la O con un canuto?. De Prada, o está tocado por el Altísimo, como él denuncia que los curas postonciliares no citamos, o es un Hércules que ha trabajado a todas horas y no ha dormido nunca hasta disponer de una cultura tan vasta como envidiable por sus colegas literatos a los que les sobrepasa por encima de las cabezas. Esos enanos firmantes de cuentos chinos retuercen sus cabezotas al verse sobrepasados por Juan Manuel. Son esos bufones de corte no palaciega, sino intelectualoide, quienes no pueden soportar que un hombre con 45 años, les de sopas con hondas en la prensa diaria, en las novelas, y ahora en el ensayo género literario donde han sobresalido los verdaderos intelectuales de la Tradición Española, que es la fuente inalterable donde bebe constantemente el señor De Prada. Felicito a mi amigo y maestro por esta última obra. Espero nos siga deleitando muchos años con su pluma, y a todos los amigos lectores les invito que lean este libro, porque conocerán mejor a España, su Tradición, sus gentes y a todos los círculos liberales, conservadores, socialistóides y comunistóides circulantes por las tierras españolas en estas fechas. Tomás de la Torre Lendínez
El ensayista Juan Manuel de Prada
| 15 abril, 2015
De la grandeza del maestro,hablan las bondades del alumno, en este caso, aventajado.
Los buenos amigos actúan como usted lo hace,don Tomás: loando la obra de su amigo si esta es buena. Juan Manuel de Prada es alguien preparado y merecedor de exponer lo que su cabeza piensa.
Un abrazo.
Espero hacerme pronto con el libro y poder saborear su lectura.
Feliz Pascua a todos.
El marte me llegó mi ejemplar. 🙂