Vuelve a salir en forma digital la histórica cabecera del diario Ya. Desde hace unos dias se puede consultar en la red. El grupo empresarial desea pasar, con el tiempo, a un semanario de papel, y con más tiempo, a un diario de papel.
El viejo diario Ya nació en el año 1935. En su cuna estuvo don Angel Herrera Oria, el padre de la Editorial Católica, de la Biblioteca de Autores Cristianos, sacerdote, obispo de Málaga y cardenal de la Santa Iglesia.
Los servicios prestados por el diario Ya a la sociedad española fueron inmensos. Además de ser notario de la actualidad hasta su desaparición, en la amplia redacción del Ya se formaron un gran número de periodístas, algunos verdaderos cristianos, que todavía están con las manos en los teclados, o ante un micrófono de radio, o ante una cámara de televisión. Dos de ellos fueron mis maestros en los años de estudios en la Universidad de Granada.
Si me bebía a diario el viejo Ya era por dos motivos: el primero, porque en casa, mi abuelo y mi padre, estaban suscritos, por lo tanto crecí manchándome las manos con la tipografía singular del periódico; el segundo, porque conforme iba avanzando en mi formación opté por los valores que representaba aquella cabecera de modo especial: el humanismo cristiano.
Para mí, entonces y ahora, todo lo humano es fundamento de lo cristiano. Y el cristiano solamente puede ser un miembro vivo de la viña del Señor si es un verdadero ser humano en el mejor sentido de la palabra.
Con estas premisas, cuando tuve edad, pasé a la Universidad donde mis dos grandes maestros respiraban el aíre de la escuela del cardenal Herrera Oria. Con la ayuda de ellos entré a colaborar con el diario Ideal, uno de los periódicos de la Editorial Católica, donde todavia sigo escribiendo.
Por esto, me alegra que en la red me pueda reecontrar con la cabecera de Ya, que ofrece a diario una copia de la portada del viejo periódico, donde aprendí a leer, a observar sus fotos, a conocer a plumas señeras del periodismo, y adquirí el virus de amar la prensa como medio para transmitir el mensaje cristiano.
Tomás de la Torre Lendínez