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El cura, ¿es un obrero?

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El pasado lunes en Granada recibieron un homenaje dos sacerdotes jesuitas, que fueron profesores del que firma estas líneas. Se trata del padre Antonio Torres Fernández, profesor de hebreo; y el padre José Vilchez Linde, profesor de teología dogmática. El motivo del homensaje era que cumplen este año sus bodas de oro en el sacerdocio.

A ambos los recuerdo con admiración. Son un pozo de ciencia tanto en el hebreo como en la teología dogmática. Ellos vivieron en la etapa posconciliar e hicieron una gran adaptación a la enorme mudanza que se fue dando en la teología en la Facultad de Cartuja en Granada durante aquellos años. Recordaré la timidez del padre Torres y la sabia maestría del padre Vilchez. A ellos y otros muchos les debo mi formación que me llevó a la ordenación sacerdotal.

Durante aquellos convulsos años, otro grupo de curas se hicieron ‘obreros’. Ahora acaba de presentarse editado por la editorial Herder el libro ‘Curas obreros’, donde sus autores José Centeno, Luis Díez Maestro y Julio Pérez Pinillos recogen 29 testimonios de curas obreros que trataron de probar que ‘es posible desarrollar otra forma de pastoral en contra del pensamiento único dominante y de acuerdo con la esencial inicial que tenía el movimiento cuando surgió en España en 1964’.

En la rueda de prensa de la presentación del libro afirmaron que actualmente son más de ciento cincuenta los curas obreros de los que el 24% están casados y por eso apuestan por la voluntariedad del celibato. Además, denunciaron que están ignorados por la Conferencia Episcopal Española y que solamente les apoyaron los obispos Alberto Iniesta, jubilado, Pedro Casaldáliga, jubilado, Nicolás Castellano, misionero y Juan Carrera, fallecido.

Al clero de hoy le indican ‘que trabaje y deje de vivir únicamente del culto, para dejar de comprometer al erario público por más tiempo, logrando identificarse plenamente en la sociedad reivindicando el ejercicio del sacerdocio al lado de los pobres, cuya situación se ve especialmente afectada por la crisis económica’.

Entre las dos maneras de ejercer el ministerio: en la docencia universitaria de futuros sacerdotes que son también obreros de la ciencia teológica, que trabajan con la mente y con las manos publicando sus investigaciones, como el caso de los padres Torres y Vilchez, en cuyas clases nos daban testimonio vivo de su sacerdocio siguiendo a Cristo en su Iglesia y su Magisterio, y participando pastoralmente de la diferentes vertientes encomendadas a la Compañía de Jesús; y la descrita más arriba, personalmente me quedo con la primera, y respeto la segunda. Pero creo que ésta está fuera del tiempo presente.

Tomás de la Torre Lendínez

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