El fin de semana ha estado ocupado por la presencia del cardenal Estepa en su tierra de Jaén. En la mañana del sábado presidió y ordenó a dos alumnos del Seminario Diocesano. Los hizo diáconos. Son Juan Carlos Torres Jiménez y Germán García Aguilera.
El primero de ellos ocupaba este blog el curso pasado cuando recibió los ministerios de lector y acólito. Puse como titulo de aquel día: El seminarista que volvió de la oscuridad,pueden leerlo pulsando aquí, en donde daba cuenta de su periplo de salud, que tras pasar ratos de verdadera inquietud por su futuro vital, la medicina, la oración de muchos, y la gracia de Dios, unido a su férrea voluntad de curarse, salió del peligro y ya es diácono de la Santa Iglesia Católica.
El cardenal Estepa estaba en la ceremonia, invitado por el obispo de Jaén, con motivo de su llegada al cardenalato y por haber alcanzado la parroquia de San Ildefonso, templo donde se celebró la Santa Misa, el titulo de basílica menor, ya que en ella está la patrona de la ciudad de Jaén, la Santísima Virgen de la Capilla.
En la homilía el cardenal Estepa tuvo muy presentes sus raíces iliturgitanas y mostró su preocupación por la crisis de fe que se palpa en la actualidad. “Estas campiñas y serranías de la alta Andalucía, estas tierras nuestras, han vivido épocas de serena y pacífica vivencia de la fe, pero también otras de necesidad de intensa evangelización, y en una de estas últimas, de necesidad de evangelizar en una siembra nueva, nos encontramos”, afirmó. Por ello, animó a los presentes a volverse hacia Dios para agradecer su fe. “El don de la fe cristiana y del bautismo es el mayor que nos han dado, ya que nos abre las puertas a la vida sobrenatural”, aseguró.
Ayer por la mañana, el cardenal Estepa presidió una Eucaristía, en su pueblo natal: la ciudad de Andújar, en la parroquia de Santa María la Mayor. Recibió una placa conmemorativa de su elección por el Papa Benedicto XVI como cardenal de la Santa Iglesia Católica.
El cardenal Estepa lleva su origen giennense por todas partes. Es una persona sencilla en su trato, inteligente en su conversación, experimentado en mil batallas, al borde de cumplir 85 años, mira por el espejo retrovisor de su vida de servicio a la Iglesia del Señor y agradece al Papa su elección como miembro del Colegio Cardenalicio, aunque sabe que nunca podrá entrar en un posible cónclave. El cardenal Estepa sí ha entrado en la historia de España y de la diócesis de Jaén. Tiene clara conciencia de ello.
Tomás de la Torre Lendínez
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