Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 29 La nación española suele estar en el furgón de cola en varios aspectos de la vida comparada con el resto de los pueblos de la Unión Europea. Por ejemplo, no existe ninguna universidad de España entre las doscientas mejores europeas. Lo mismo la región andaluza es la peor en los resultados educativos en educación primaria y secundaria comparada con el resto de regiones de Europa. Los españoles somos los primeros europeos en ciclismo, en fútbol, en baloncesto o tenis, y, además, en el consumo de drogas sobre todo en cocaína y cannabis, según el observatorio sobre estupefacientes de toda Europa, quien acaba de ofrecer ese fatídico listado que ha publicado nuestro diario. La doctrina de la Iglesia Católica contra el consumo de productos tóxicos es muy clara: está en el quinto mandamiento de la ley de Dios que reza así: No matarás, ni te mates tú. Porque todo narcótico es introducir en el cuerpo sustancias que anulan el entendimiento, la voluntad y producen dependencia, conducen a la delincuencia y llevan a la muerte. Según los datos aportados por la oficina europea, España es una de las puertas de acceso de productos como la cocaína originaria de países hispanoamericanos, que llegan de todas las maneras posibles. La policía descubre esos alijos, pero no todos, lo que supone a los españoles, disponer en el mercado negro de perder hasta el chaleco con tal de saciar su adicción y convertirse en monigotes de marionetas llevados por los hijos de las redes del tráfico internacional de estupefacientes. Algún joven ha dicho que él consume, pero con mesura y tiento. Se engaña a sí mismo. Cualquier droga siempre aumenta el ansia, de más y más, hasta la total anulación de la libertad personal. Conozco a consumidores de productos tóxicos que se les nota a mil leguas de distancia, aunque ellos, pobrecillos, lo niegan jurando en todos los idiomas posibles. Los caracteres externos del drogata son evidentes y sus obras son la prueba de su total servidumbre al narcótico al que esté pegado como una lapa. Van por ahí varios lumbreras pretendiendo que la legalización de todas las drogas reduciría los consumidores a la mínima expresión, porque, dicen, el drogadicto existe porque le gusta traspasar los umbrales de la prohibición. Pésimo razonamiento. Es mejor educar en la salud física, intelectual, moral y espiritual de los niños y jóvenes, que suelen ser el caladero donde las redes de la delincuencia colocan el anzuelo, e invitarles a que no se maten lentamente en vida, no lancen a su familia a la ruina económica, no sean proyectos de personas ambulantes, no cometan delitos que les abran las puertas carcelarias, y vivan una juventud entregada al deporte sano, a la cultura libre, a la lectura enciclopédica, para nunca ser desastres humanos en la escombrera nacional. Tomás de la Torre Lenddínez
Drogas
| 07 junio, 2015
Don Tomás: Los que hemos trabajado más de 30 años en hospitales(mi caso)o en la Sanidad en general sabemos de esas mentiras pseudoprogres. Juventud destrozada a los 30 años o antes. Pero eso vende porque así se domina al mundo. Un abrazo,pater.