Siempre se nota quien vive lo que lee y lo que dice. La intervención en el desayuno de oración del presidente Zapatero se ha visto que hacía teatro, solamente buscando la foto con su ídolo mulato Obama, presidente de USA.
En el texto de lo leido, quien lo desee leer entero puede pinchar aquí:
Podemos sacar estas conclusiones:
1.- Menciona solamente, una vez, al Dios del Evangelio, sin decir ‘mi Dios’.
2.- El texto extraido del libro del Deuteronomio capítulo 24 lo ha cortado cuando al final el autor dice que Dios será quien pedirá cuenta del mal por no pagar el salario debido.
Los cinco millones de parados se estarán preguntando cómo no crea aquí ese empleo para que sean redimidos de su situación de parados.
3.-Ha hecho un extracto de la historia de España, cuando para él es un ‘concepto discutido y discutible’.
4.-Ha mencionado la itinerancia de la historia española desde los celtas. Otra vez ha nombrado a los cristianos.
5.-Ha mezclado como suele hacer en todas las veces que interviene el mito y la mentira de la ‘convivencia de las tres religiones del Libro’ en España.
6.-Ha usado la entelequia propia de la Alianza de Civilizaciones, algo que ha copiado de algún país árabe que está gobernado por un fuerte fundamentalismo.
7.-Ha expresado su habitual relativismo en todo, máxime en el concepto de libertad, de paz, de convivencia, de tolerancia.
8.-Le ha faltado valentía para citar la tragedía del 11 de marzo de 2004 y veladamente la ha comparado con el 11 de septiembre en USA.
9.-La cita final del Quijote sobre la libertad la ha cortado a su conveniencia, para no nombrar a Dios.
10.- Se le ha visto que no se creía nada de lo que decía. Se lo habían escrito con una falta de compromiso real y buscando solamente el aplauso facil de la sociedad americana y una foto que es la hemos colgado aquí.
Lo demás le trae sin cuidado. España camina hacia la quiebra económica, junto a la moral y a la falta de valores humanos, y el presidente busca una foto.
Así es como yo he visto el desayuno de oración en USA. Otros verán otras cosas.
Tomás de la Torre Lendínez