De “fe popular” y la Gatomaquia actual

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Un poema lleno de ripios extraídos de la escombrera nacional y la versión hodierna de la Gatomaquia del Fénix de los Ingenios nos recrean este domingo de San Blas, patrón de las gargantas y sus males que el pueblo canta porque así sus males espanta.

Tiempos corren de fe crédula,
Difícil lo ponen sus mercedes,
El pueblo está harto de crápula,
Populares debieron ser los jaguares y mercedes.

Muchos los lucen con careta de bondad,
Rogando al pueblo creencia pura,
Cuando el ateismo no se casa con caridad,
Sino con el robo, la ignominia y la incuria.

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Yo no he sido, tú tampoco, pues poco,
Ha sido algo que en el pueblo canta
A coro y grito y a todo moco:
Nos han mentido, si otros tiran de la manta,
Aquí no queda con vida ni el plumilla que canta
Y escribe defendiendo lo indefendible solo poco.

Mariano J. Valdivia, escrito para la ocasión, 2 de febrero.

A partir de mañana dos gatos salen en liza abierta por las noches en busca de moza gatuna y prieta. Los tejados madrileños serán testigos de amores chillados y aullados entre oscuridades y ruidos de coches que corren alocados a sus hogares.

La gata prieta se sabe coquetona y altiva. Un gato es más viejo y pellejo, superador de muchos jarrazos de agua, huidor de coches consistoriales perseguidores con lazo en ristre. De todos ha salido vencedor, aunque ahora camina taciturno buscando esos amores de su gata de los sueños gatunos.

La gata prieta se sabe coquetona y altiva. El otro gato es nuevo en la plaza de los amores de los felinos. Desean colocarle un cascabel al cuello en vez de un lazo mortal. Aún no ha probado los orines del agua va por los ventanales de las casas madrileñas. Ahora sale inexperto sin saber lo que ocurrirá.

En esta moderna versión de la Gatomaquia de Lope de Vega, el final no lo ha escrito el gran literato del Siglo de Oro español. Lo hará un montón de espectadores quienes desde sus casas con la libertad personal encenderán un moderno aparato llamado televisión para escoger y conocer los amores de dos gatos por una gata que lleva el nombre de Audiencia.

Los lances de amor prometen noches felices de gritos gatunos para atraerse los amores de la gata prieta, coquetona y altiva. Continuará.

Tomás de la Torre Lendínez

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