Cuando un cardenal de la Santa Iglesia Romana escribe una carta con palabras populares, inteligibles a cualquier persona de la calle, se me ensancha el corazón, aunque esta ocasión sea como un mirlo blancoi. El cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, en una carta dirigida a los profesores de Religión y Moral Católicas en los centros públicos ha escrito estas palabras: «Defenderé con uñas y dientes la enseñanza religiosa en la escuela». Hoy los titulares de esa enseñanza en la provincia de Valencia habrán comido más tranquilos, seguramente dormirán sin ayudas de ningún tipo, y mañana irán a clase con un traje de moral para desempeñar sus funciones docentes. El cardenal Antonio Cañizares expresa a los profesores de Religión, en nombre de toda la Iglesia «mi reconocimiento más vivo y mi agradecimiento más sincero por vuestra labor en la escuela, labor por la que hacéis presente el Evangelio de Jesucristo y la Iglesia a los niños y jóvenes que se están formando como hombres». Cuando otros colegas suyos, obispos de tales o cuales diócesis, callan como muertos, o escriben sobre asuntos comunes copiando, incluso, sus cartas de hoy de las de años anteriores, felicito a don Antonio, porque uno ha pasado por la soledad ambiental de impartir clase de Religión sin más apoyo que la Gracia de Dios. Tomás de la Torre Lendínez
Con uñas y dientes

| 17 febrero, 2016