Todos los días pasados desde la muerte de Nelson Mandela, práticamente, los medios informativos españoles han dedicado especiales al histórico líder negro defensor de la igualdad de todos en Surafrica. Como por los medios españoles ya están las victimas de la Logse ocupando puestos de trabajo han comenzado las barbaridades, concretamente, en Cataluña Radio, donde hoy ha ocurrido lo siguiente: Durante el programa El Suplement de Catalunya Radio, la presentadora de la emisora pública autonómica Silvia Cóppulo ha aprovechado la reciente muerte de Nelson Mandela para comparar a España con el régimen racista del Apartheid. La periodista entrevistaba en directo al líder de Ciutadans, Albert Rivera, quien trataba de explicar el difícil encaje constitucional de la consulta independentista que pretenden CIU y ERC. De manera abrupta, Cóppulo le interrumpía para decir lo siguiente: «¿sabe qué pasa? estos días, en torno a la muerte de Mandela, hemos podido ver el peso legal de las ideas. El Apartheid fue legal» Sorprendido, Albert Rivera contesta en tono interrogante si se está comparando a la España constitucional con un régimen que discriminaba a las personas por el color de su piel. Y replica que eso es un barbaridad. Como respuesta, la entrevistadora asegura que «en ocasiones el concepto de legalidad no tiene nada que ver con el concepto de democracia» Con situaciones como ésta ha ocurrido y volverá a pasar. Hace unos días el presidente de la Generalidad catalana decía sentirse como Martín Lhuter King. La semana pasada se fue de viaje a la India y se comparó con Ghandi. Si la historia se explicara en las escuelas catalanas cómo es y no al revés, si en las facultades de periodismo se estudiara la historia como es y no como quisieran que hubiera sido, otro gallo nos cantaría. Preparemos a cualquier salida de pata de banco como la de hoy, siempre será superior a la del día anterior. Tomás de la Torre Lendínez
Cataluña versus Surafrica
| 08 diciembre, 2013
En Cataluña existe un dislate intelectual que es mejor pasar de ellos. La diarrea mental que llevan en la cabeza es de pena, penita, pena…
Llevan más de 30 años sembrando el nacionalismo,don Tomás. Y ya se sabe que el nacionalismo es egocéntrico,victimista,odia al resto que no entra en su tribu y miente descaradamente. Para ellos,la historia es un instrumento a su servicio,no un referente.
Lo siento porque eso sólo puede hacer daño a España y a Cataluña como parte de ella.
Un abrazo.
Estos pateadores separatistas, no saben que decir para brillar ante la audiencia desinformada, cacarean para atraer a los sumisos pollitos. Su presidente va despilfarrando euros a países donde no saben de la misa la mitad, es decir de su ideal de soberanía catalana, y que lo que pregona ni les va ni les viene, dame pan y qué más da. ¡Cuántos quebraderos de cabeza produjo y produce el intento separatista!, muchos deberán rendir cuenta por su antagonismo a la Madre Patria, a los que derramaron su sangre en la defensa del suelo patrio, a los hermanos que venidos de otros pueblos de nuestra geografía dejaron y dejan su esfuerzo por el progreso de la región catalana; que me dice de L´Hospitalet, en Castellar de Jaén, una avenida lleva este nombre por los hijos de este pueblo que en masa se instalaron allí. Como sigan en sus pretensiones, puede que le escupamos a esos letreros que nos recuerdan que ellos no quieren ser hermanos nuestros.
PAX a todos.
En todo el orbe público catalan actual, el peso del curriculum de una persona viene dado por su adicción al regimen nacionalista. Y SC que le llaman «la tibia», está dentro de ese estándar nacionalista en el que se asume que la democracia tiene que ver con las algarabías callejeras pagadas por nosotros (los contribuyentes de Cataluña), como la cadena humana y el inexistente derecho a decidir, y no por la Constitución que se votó.
La ignorancia es atrevida, y de qué manera. Si no fuera por esa mediocridad intelectual, que lleva a multitudes a arrogarse unos derechos que ni por ley ni por historia les corresponden, el chiringuito nacionalista se vendría abajo de inmediato. El caso es que ni siquiera es mediocridad intelectual: más bien han oído campanas y no saben dónde, o responden a las consignas que los asesores o los comisarios políticos les dan. Qué desastre.