Estuve muy cerca del caso del obispo Añoveros, aquel pastor de Bilbao, quien en una pastoral abogaba por abrir las ligaduras del régimen de Franco a una sociedad más democrática. En la Facultad de Teología montamos un comité de huelga permanente contra la posible expulsión del obispo Añoveros, a quien conocí cuando pastoreaba la diócesis de Cádiz, y le tenían preparado un avión para llevarlo a Roma desterrado.
Fueron unos pocos días, pero decisivos, para que las fuerzas de la izquierda clandestina se pusieran a favor de aquel obispo bilbaíno y contra el régimen de Franco, que ya hacía aguas por todas partes.
Ahora las tornas han cambiado: las izquierdas españolas, y toda la policía del pensamiento único y laicista van hoy a pedir la destitución de don Juan Antonio Reig Plá, como obispo de Alcalá de Henares, su condena civil, su linchamiento moral, y los más exaltados la expulsión de España.
“Monseñor Reig Plá en su homilía ha dicho lo que la Iglesia enseña en el Catecismo de la Iglesia Católica”.
Por lo tanto, si al obispo Reig Plá le caen todas las condenas de la militancia izquierdista, con el silencio de la militancia derechista, entonces en España sobramos todos los obispos y curas que enseñamos, predicamos y procuramos vivir las enseñanzas de Jesús, contenidas en el Evangelio y en el Catecismo de la Iglesia Católica.
Veremos lo que ocurre hoy. Espero que la cordura se imponga y la paz vuelva a la sociedad española, porque vivimos unos días donde se impone la unidad de los españoles para luchar contra unos enemigos y su prima: los mercados financieros y la prima tan voraz que se come todo lo que piílla por delante.
Esto es más urgente que mandar a un obispo al destierro por predicar la doctrina de la Iglesia Católica.
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Tomás de la Torre Lendínez