Carcajadas en las logias masónicas

Anoche recibí un un mensaje de móvil firmado por un cura socialista y masón, donde decía: «Hoy estarás triste según has expresado en tu homilía de las 13 horas. Nosotros estamos muy contentos, dando carcajadas, porque ha salido todo lo pensando, tomando unos vinos, si quieres ahogar tus pesares por España vente a….te esperamos…». Mi menda no salió de la casa. Es cierto ha salido todo tal como planearon los masones metidos en sus lóbregas logias. Han tenido a sus pies a todos los obispos catalanes; han contado con todos los colegios de religiosos asentados en tierras catalanas prestándolos para el teatro del voto; han manipulado a los curas catalanes con sus banderas en los companarios y en los balcones de las rectorías; han enamorado a las dos monjas alféreces provisionales del nuevo régimen: la Caram y la Forcades, metidas hasta las cachas en todas las televisiones catalanas….y del «extranjero español». Es cierto que todo el programa estaba escrito y confabulado a tres bandas con reuniones, que hemos conocido y que sus componentes no han negado. Es cierto que el diario vocero del grupo Prisa pega una andanada de cañonazos al barco español, que tiene más de quinientos años, para que vire en la dirección marcada por el guiñol catalán de ayer. Es cierto que unas personas, vestidas con ropas más propias del siglo pasado, tienen hilo directo con la redacción del papelucho del grupo Prisa para que salgan más casos de corrupción,y se imponga la partición española, porque la venganza de los espías se sirve en un plato frío, y así el corcho sigue flotando en mitad de la podredumbre de la sociedad española sin tocar ni el filo de las camisas horrendas que portan. Es cierto que la mayoría de los obispos españoles están de rodillas, no rezando, que también lo hacen, ante el triángulo, éstos son los obispos «normales» como llama mi querido amigo y maestro Juan Manuel de Prada, cuando escribe sobre monseñor Reig Pla como un obispo «anormal». Los equis quijotes que aún tenemos vida intelectual y moral seguiremos con el viejo rocín, con la bacia de barbero, con el escudo de latón agujereado, con la adarga oxidada y doblada, con una espada mordida por ratas y demás animalejos de cloaca, seguiremos, repito, defendiendo la unidad indisoluble de España, esa nación cuya Religión Católica la hizo grande, intelectual y moralmente, antes que el paganismo tomara la fuerza que hoy tiene sobre los hombres y las tierras de esta piel de toro. Y así, hasta el último aliento de vida que Dios me conceda. Tomás de la Torre Lendínez