Estoy escribiendo con el ordenador colocado sobre un atril, pues las mesas han muerto hoy, porque separan al parlante de la tropa escuchante. Si para comunicar bien solamente se pone la fuerza en un mero atril, hemos hecho un pan como unas tortas, porque el cambio bueno está en el corazón y en la mente del comunicante nunca en algo tan difícil de mantener como el atril de la foto adjunta. El contenido sigue siendo diluido, aguado, gaseoso, metido en un garrafón del que se sacan dosis para impartir con el hisopo sin acetre. En el garrafón existe una gran cantidad de buenismo barato soltado a raudales en todas las interpelaciones de la tropa mediática. Todos somos buenos, tirando a buenísimos, nadie ha cometido ningún error, tras cada pregunta, solamente alguno que ahora hace las maletas ministeriales ha confundido a los que con buena voluntad pretenden vivir hasta su jubilación impartiendo clases de Religión en los centros públicos, porque con la disminución de horas, sobre todo en Primaria, por ahora, tendrán que formar parte de las colas del paro. Todo lo demás, como somos muy buenos, nos queremos tanto, en España no pasará nada ni ahora, ni en el futuro más inmediato, porque a los partidos viejos se les conoce, y a los nuevos se les está domesticando para que el statu quo no se mueva ni un milímetro ni a derecha ni a izquierda. ¿En que España vive el comunicante, de color variado, pero llena de almas cándidas y de corderitos de norit? ¿No huelen que la unidad de España se va descosiendo como una vieja bota de vino avinagrado? ¿Solamente les preocupan las horas lectivas que se perderán en Religión en los centros estatales? ¿Tan ciego es el buenismo en garrafa repartido con dosis de hisopo sin acetre? Ciertamente el buenismo es ciego, es melindroso, es capador de ideas, es para gritar fuerte dentro de una institución como la Iglesia cuando pretende que nos creamos que el buenismo es la única medicina en la España de hoy. Quien suscribe no entra por esa puerta. Quien lo haga es muy dueño de su libertad, como yo de la propia. Tomás de la Torre Lendínez
Buenismo en garrafón
| 26 junio, 2015
Totalmente de acuerdo,don Tomás: El buenísmo es la política de la cobardía y del desarme moral. Como no se es culpable de nada,de nada se responde. Un abrazo.