Hoy cumple el Blog El Olivo nada menos que ocho años. Durante el verano de 2008, con el inicio de la crisis económica, con la segunda victoria zapaterina, con un horizonte oscuro social, con las esperanzas puestas en el supremo y robusto magisterio eclesial del papa Benedicto XVI, nacía este Blog que pretendía muchas cosas, aunque, al paso de los ocho años nos condujo al seguimiento de la vida de los medios de comunicación social, tanto ajenos, como los propios de la Iglesia. Y hoy a una diversidad tan plural como la vida misma.
Aquel Blog El Olivo ha tenido un discurrir entre momentos de dicha y malestar, entre alegrías y penas, entre los viajes por los varios portales y la vigilancia quasi policial por parte de oscuros personajes, que no han derribado el árbol que sigue dando aceite cada día, y los mequetrefes han pasado al trastero del olvido más cruel.
Con ocho años, el Blog El Olivo tiene su existencia consolidada, como fuente de estudios futuros, como manantial de opiniones valientes y comprometidos durante este tiempo. Tengo un amigo que desea hacer una tesis doctoral sobre los fondos documentales del Blog El Olivo. No he puesto ninguna objeción. Será su valentía y posibilidades técnicas quienes le empujen a hacerlo. Si ese estudio si hiciera supondría la perpetuación del Blog El Olivo, dentro de las diversas ofertas existentes en el mundo digital con contenido religioso.
Ahora mismo no me preocupa el asunto. Solamente deseo seguir al pie de este Olivo añoso, pero que nadie ha conseguido cortar, y lo han intentado muchas veces. Nunca han podido con él.
Informo a los amigos lectores, y a los enemigos lectores, que también existen, que aquí seguirán teniendo siempre mis manos tendidas en el teclado, mis opiniones, mis informaciones…expresadas siempre con valentía y libertad, la de los hijos de Dios, nunca con el servilismo que de tan de moda está.
Y ahora, me voy a soplar las ocho velitas de la tarta que aparece más abajo. Muchas gracias a todos.
Tomás de la Torre Lendínez
Don Tomás, quien iba a decirnos cuando este olivo era solo un plantón, que acabaría siendo objeto de una futura tesis doctoral, como si fuese la obra de un «Vargas Llosa».
Le deseo otros tantos años en los que siga divirtiéndonos con su peculiar forme de escribir y en expresión suya, siga aceitando la realidad de los medios de comunicación.
Felicidades. A por otros 8.
Muchas felicidades y muchos años más.