Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 31 Cuenta nuestro periódico que los hombres barbados son portadores de bacterias en cantidades espeluznantes: veinte mil presentes en cada barba. Algo similar a meter la cara en el retrete de una estación de tren de tiempos idos. El experimento lo ha realizado una empresa a cuyo frente está un microbiólogo sometiendo a varios hombres con barba lavada y a otros con barba afeitada. A todos les ha colocado una mascarilla que ha contado una por una las diversas bacterias pegadas en la faz varonil. Desde el pasado viernes las caras electorales para las municipales y las autonómicas están desfilando en farolas, carteles y grandes vallas publicitarias. Unas son barbadas rasuradas, otras barbadas en forma piramidal y otras femeninas con repintados como una puerta. En todos los casos las bacterias ideológicas están aseguradas ante la vista del cuerpo electoral quien no posee microscopios ni mascarillas para colocar a los candidatos y contarles las bacterias, pero sí puede darse cuenta que todos prometen el oro y el moro, y la mayoría se lleva el oro, y el moro sale huyendo sin rumbo. Las bacterias de los candidatos son sus mentiras que largan al pueblo votante, sospechando que somos tontos dispuestos a dejarnos engañar una vez más por la caravana electoralista y publicitaria. Jesús de Nazaret ha pasado a la historia del arte representado con luenga melera, severa barba picuda, pero sus bacterias no eran nocivas para la salud mental de nadie, porque siempre ayudó a todos a salir de todas las enfermedades posibles, incluso de la propia muerte como hizo con su amigo Lázaro, a quien sacó vivo de la tumba. El Señor siempre se presentó como el Camino, la Verdad y la Vida. Es el Camino que nos conduce al Padre. Es la Verdad que enseña la doctrina salvadora de su evangelio. Es la Vida impartiendo salud espiritual, moral y física a todos los que se acercan a Él. Las caras electorales de estos días deben ser escrutadas por los votantes sabiendo separar las bacterias nocivas de las verdades reales que nos presentan en sus programas las diversas opciones a ocupar sillones consistoriales o autonómicos. No es una misión imposible, pero sí es difícil a la hora de no vernos enmarañados en bacterias de tipología difícil de encuadrar en las diferentes variedades existentes para la microbiología. ¿Qué hacemos?. ¿Prohibimos las barbas y los repintes?. Creo que debemos dejar que los técnicos de la mercadotecnia saquen a los candidatos como quieran. Conviene actualizar el sistema operativo de nuestro procesador de datos para que no nos vendan gato por liebre, y distingamos el trigo de la cizaña antes de la siega, para no vernos infectados de bacterias o mentiras que se incumplen en la mayoría de los casos, máxime cuando se acercan unas elecciones donde las ofertas son tan variadas como las sopas de letras. Tomás de la Torre Lendínez
Barbados
| 10 mayo, 2015
¡Servidor lo tendría mal,don Tomás!. Llevo barba desde el 1 de Abril de 1977(es decir,38 años) y ahora no voy a cambiar. Le puedo prometer que la llevo limpia y olorosa así que a otro perro con ese hueso. No me venderán gato por liebre. Y como creyente,cualquier opción política entra primero por una lectura evangélica y de ahí en adelante,elijo.
Un abrazo,pater.