Suscribo la entrada que trae Dolca Catalunya, titulada Así sustituye a Dios por el nacionalismo la «Escola cristiana». Es la siguiente: «El nacionalismo es una ideología del siglo XIX que sustituye a Dios por “la nació”, surgida de los pupitres de ideólogos, a la que deben someterse todos los ámbitos de la vida humana. Como es normal, esta idolatría exige una lealtad completa; donde el nacionalismo predomina la religión languidece. Enseñaba Fichte que la educación es el instrumento que escoge el nacionalismo para -anulando la libertad del educando- construir su altar en las conciencias desde la infancia. Jordi Pujol lo sabía, y se esforzó por que todas las escuelas religiosas se acogieran a las subvenciones de la Generalitat: “No patiu, jo us donaré diners. Però a canvi, tot en català i ensenyeu amb els llibres que a nosaltres ens agraden, eh?”. El dinero de las familias catalanas iba a la Generalitat, y de allí a los colegios según su mansedumbre ante los políticos de turno. La “Escola Cristiana” -con los moribundos jesuitas a la cabeza- sometió su libertad y no pidió hacerlo al revés: el dinero de las familias que recibía la administración a través de los impuestos para dedicarlo a la enseñanza, debería volver a los bolsillos de las familias en forma de cheque escolar; de este modo la decisión educativa habría permanecido en los padres, y no en los políticos. Hoy la “Escola Cristiana” es -además de un zurullo antievangélico que desacredita a la Iglesia- uno de los miles de chiringuitos subvencionados que conforman la red clientelar del poder. Hoy apenas quedan escuelas religiosas en Cataluña. Muchos consagrados perdieron la alegría de su llamada original; de la mayoría de colegios hace décadas que no sale ninguna vocación religiosa. Las órdenes dedicadas a la enseñanza se extinguen en Cataluña. Han convertido sus colegios en franquicias educativas, donde la Generalitat reparte la alfalfa nacionalista mientras aplauden los religiosos cuando llega la subvención. A una señal del poder, quienes hicieron votos de acercar a sus alumnos a Dios emiten comunicados insistiendo en la entrega de sus alumnos al nacionalismo. Y así, entre monjas trotaconventos, conventos politizados, políticos abaciales, abades nacionalistas y nacionalistas zampabollos, la “Escola Cristiana” han contribuido a que el cristianismo sea sólo una excusa para comprar regalos en diciembre, y el nacionalismo la religión de las masas pujolizadas. Dolça i adoctrinada Catalunya…»
Así sustituye a Dios por el nacionalismo la “Escola Cristiana”
| 15 junio, 2015
Doy fe de todo ello. Más aún. No es sólo que de las escuelas «cristianas» catalanas (de otras regiones no sé nada) no salgan vocaciones, es bastante peor: de las escuelas «cristianas» salen tantos o más agnósticos, ateos o indiferentes hacia la religión como de cualquier escuela pública donde para nada siquiera hay clases de religión.
De los colegios que de mi entorno conozco: jesuitas, maristas, vedrunas, La Salle… uno se queda «alucinado» de ver las plantillas de profesorado que tienen, a cual más nacionalista o ateo.
Cuando a mí en la escuela pública me pasan a veces un documento para firmar en apoyo por la memez progre de quitar la subvención a los colegios de curas (como dicen ellos; los más veteranos dicen colegios de frailes) siempre les digo lo mismo: «vosotros queréis una sociedad sin Dios ¿no?… pues no firméis muchos documentos como este porque esos a los que queréis quitarles el concierto están contribuyendo tanto o más que vosotros a que eso ocurra. El problema es que vosotros lo veis desde lejos, en abstracto -colegios de curas- pero por lo que se ve, no tenéis ni idea de lo allí se da ni de lo que sale. Personalmente les quitaría la subvención no por eso, obviamente, sino porque incumplen su razón, al menos nominal, de ser».
A Catalunya no existe la Iglesia desde hace tiempo. Los alumnos de los innumerables colegios religiosos son incapaces de argumentar en favor de la vida, del matrimonio, de la libertad religiosa, etc. El grado de podredumbre es tan profundo que lo mejor es no dedicar muchos esfuerzos a una sociedad que se viene abajo. La lucha entre los diversos movimientos u órdenes religiosas es fratricida. Sólo les une una cosa: el nacionalismo, es decir, el dinero y la vida cómoda. Todo esto viene de antes del CVII. Comienza con la muerte del beato Pere Tarrès (1950) terror de la burguesía bien pensante.¡Vaya, pero si también era meche!
De la iglesia que vive en Cataluna -me refiero a la Iglesia oficial, obispos, abades, clero alto etc. – se puede esperar cualquier cosa menos la predicación del Evangelio.