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Hipótesis sobre María

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Vittorio Messori, Libros libres, 458 páginas

Del mismo modo que es tradicional en el mes de mayo rendir culto especial a la Madre de Dios, para cualquier católico debería serlo también dedicar este tiempo a alguna lectura mariana con el fin de conocer y amar mejor a la Inmaculada. Esta obra de Messori es ideal para ello, pero antes vamos a dar unas breves pinceladas sobre el autor. Se trata, probablemente, del periodista católico más famoso de todos los tiempos. Licenciado en Ciencias Políticas por la universidad de Turín y proveniente de una familia comunista trabajó durante largos años para varios periódicos y revistas italianos. Después abandonó la prensa para dedicarse por completo a la investigación y la escritura de una docena de libros famosos de los que se han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. Pasará a la historia como el primer periodista que entrevistó a un Papa (Juan Pablo II) en su obra Cruzando el umbral de la esperanza, otro tanto ocurrirá con el entonces cardenal Ratzinger. A este respecto, resulta bastante llamativo que desde la elección del Bergoglio para el solio de Pedro en 2013 haya interrumpido sus publicaciones.

Este trabajo es fruto de largos años de minuciosa investigación, en sus páginas se desvela una panorámica sorprendente en la que une el dogma a la anécdota, la exégesis bíblica a las apariciones (especialmente se refiere a Lourdes pues son las más queridas por el autor), la espiritualidad a la historia y la teología al misterio. Entrelaza los puntos de vista de santos, teólogos, papas, científicos, literatos, emperadores y campesinos. Santos y pecadores, inquisidores y herejes. En este trabajo el autor une a la perfección el rigor científico del experto al carácter divulgativo del periodista. Al igual que ocurre con el resto de los libros de Messori, el resultado es de gran vivacidad y claridad a causa del estudio continuo y actualizado respaldado por una extensísima documentación. El libro recoge años de trabajos, lecturas, viajes y conversaciones, pero no a modo de un manual que puede resultar, ciertamente, aburrido para los lectores no especializados en la mariología, es decir el tratado teológico acerca de la Santísima Virgen; sino a modo de un cuaderno de notas privado. Como una especie de repertorio de temas marianos recopilados durante muchos años (p.18).

Especialmente, son dignas de resaltarse algunas de las muchas consideraciones que hace al respecto del estudio y devoción a la Madre de Dios desde el concilio Vaticano II y que siguen predominando en nuestros días, pues el hundimiento de la teología y la piedad mariana desde entonces es un hecho histórico incontrovertible y que continua afectándonos. Constata, lo que el gran mariólogo René Laurentain denominó, «el invierno mariano» después del último concilio debido a la progresiva protestantización de la Iglesia Católica desde entonces. «En poquísimo tiempo, del fervor secular se pasaba a una especie de hielo, que daría señales de descongelación sólo gracias a un Papa que en su escudo quiso una «M» y el lema de la consagración a la Virgen: Totus Tuus» (p. 55). No ha de olvidarse que Lutero gritaba en sus sermones que no había peor blasfemia que el rezo del Rosario, ni pecado más grave que elevar santuarios a la Virgen (perdón a «María» a secas, como dicen los protestantes) e ir a ellos en peregrinación (p. 235). Karl Barth (1886-1968), teólogo calvinista muy admirado y seguido en tantos seminarios continua en esa línea refiriéndose a las apariciones de Lourdes: «Esa gruta es el lugar donde se hace más evidente que la mariología católica no es más que un tumor cancerígeno de la auténtica cristología» (p. 46).

Desde la Edad Media, cuando San Bernardo, Doctor de la Iglesia y gran enamorado de la Virgen, proclamara su célebre: De Maria nunquam satis (de María nunca se dirá suficiente), pasando por las obras espirituales de San Alfonso Mª de Ligorio (también Doctor de la Iglesia) o San Luis Mª Grignion de Monfort; el catolicismo había ido profundizando homogéneamente en el papel extraordinario de la Madre de Dios respecto a Cristo y a la Iglesia. Sin embargo, en el concilio se atacó frontalmente la concepción católica de María Virgen en pro del ecumenismo con los protestantes y eso produjo los acalorados debates en torno a la constitución sobre la Iglesia (Lumen Gentium). Los teólogos y obispos modernistas-progresistas se negaban a incluir en el capítulo 8, a modo de colofón, la doctrina acerca de María Santísima, dejando a la Virgen fuera, como una figura externa, y en cierto modo ajena, a la Iglesia. Por el contrario, los episcopados de Italia, España, Portugal, Polonia, Irlanda, Iberoamérica y muchos del Tercer Mundo, pedían una confirmación plena de la Tradición católica y la proclamación de nuevos títulos como «Corredentora». Mientras, los episcopados de centro Europa, junto a los ingleses y algunos norteamericanos, más conocidos como la «alianza del Rhin» o «alianza europea», intensamente minados por el modernismo-progresismo; pensaban que esa doctrina era una exageración intolerable imposible de aceptar para los protestantes. Al final se llegó a una solución de consenso (p. 200).

Messori también llama la atención cómo en la mentalidad moderna que se ha introducido en la Iglesia desde el Vaticano II; en nombre del igualitarismo y la democratización, se rechaza el concepto de privilegio (lex privata, ley privada). De ahí la desconexión, consciente o inconsciente, con la Virgen que no hace más que recibir todos los privilegios singulares de los que fue hecha objeto singular por parte de Dios (p. 238). Es decir, los cuatro dogmas marianos: 1. Maternidad divina; 2. Virginidad perpetua; 3. Inmaculada Concepción; 4. Asunción en cuerpo y alma al cielo.

Libro ameno e interesante para conocer más acerca del universo de la Madre de Dios que es también madre nuestra. Para concluir, Messori apunta el rechazo que a un importante sector de la Iglesia le producen las apariciones de la Virgen aprobadas por la jerarquía, especialmente aquellas en las que profetiza castigos de Dios si los hombres no se convierten. Para la mentalidad modernista-progresista es inconcebible que Dios pueda castigar, contra todo lo que enseña el Antiguo y el Nuevo Testamento. De ahí esta cita del genial y sulfúreo Léon Bloy acerca de las muy desconocidas apariciones de la Salette: «Estas apariciones son el aspecto serio del cristianismo. Es el drama entre salvación o perdición eterna, al que cada uno es convocado porque de Dios nadie se ríe, a Dios no se le toma el pelo. Por eso, palabras como las de la Virgen llorosa ante Mélanie y Maxim [los niños videntes] serán siempre inaceptables para cualquier expectativa cristiana que quiera estar de acuerdo con las modas del momento» (p. 242).

Comentarios
1 comentarios en “Hipótesis sobre María
  1. “Si los hombres no se arrepienten y no mejoran, el Padre infligirá un castigo terrible a la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, algo nunca antes visto.
    “Fuego caerá del cielo y destruirá gran parte de la humanidad, tantos buenos como malos, no se librarán, incluso a sacerdotes y fieles. Los sobrevivientes estarán de tal manera desolados que tendrán envidia de los muertos.
    “Las únicas armas que quedan son el Rosario y la señal dejada por mi Hijo. Cada día recitar las oraciones del Rosario. Con el Rosario, orar por el Papa, obispos y sacerdotes.
    “La obra del demonio se infiltrará incluso dentro de la Iglesia de tal modo que veremos a cardenales oponiéndose a cardenales, obispos contra obispos.
    “Los sacerdotes que me veneran serán escarnecidos, despreciados y combatidos por sus hermanos (otros sacerdotes).
    “Iglesias y altares serán saqueados.
    “La Iglesia estará llena de aquellos que aceptan compromisos y el demonio afligirá a muchos sacerdotes y almas consagradas para dejar el servicio del Señor.
    “El demonio será particularmente implacable contra las almas consagradas a Dios. La idea de la pérdida de tantas almas es la causa de mi tristeza.
    “Si los pecados crecen en número y gravedad, pronto no habrá ningún perdón para ellos.
    “Recen mucho las oraciones del Rosario. Sólo yo puedo salvarlos de los desastres que se aproximan.
    “Quienes depositen su confianza en mí, serán salvados.”
    Nuestra Señora de Akita.

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