Yo no soy Charlie Hebdo. La revista satírica blasfemaba e insultaba gravemente a creyentes de toda índole, confundiendo la libertad de expresión con el derecho a la ofensa, la injuria y la humillación. Una de sus viñetas mostraba a la Santísima Trinidad copulando. Por supuesto no reproduciré la imagen. Esto no quiere decir que suscriba el atentado terrorista. Todo lo contrario. Y quizás la grandeza del cristianismo es eso. Los que apoyan a Charlie Hebdo porque son Charlie Hebdo no tienen mérito, pues cualquiera defiende a sus amigos. Los que han sido perseguidos por Charlie Hebdo y condenan el atentado, demuestran una rectitud que no depende de sus simpatías sino de un amor a la Verdad que trasciende. Los de Charlie Hebdo eran nuestros declarados enemigos, y a pesar de eso nosotros no justificamos el atentado. Sí hubiera sido plausible exigir medidas legales y una condena judicial contra la blasfemia. Es la justicia frente a la venganza. Todos sabemos que franceses o americanos, todos los que presumen de libertad de expresión, hubiesen cerrado la revista Charlie Hebdo si en vez de continuos ataques contra Cristo hubiesen sido contra la raza negra, las mujeres, o se hubiese cuestionado el holocausto. Pero para nosotros no hay justicia. Este atentado no deja de ser una muestra de la decadencia de un Occidente que se autofagocita en su andanza desnortada entre la blasfemia, el islamismo radical, la justificación de ambos y su maridaje. Un magma ideológico confuso en lo que todo lo malo se promueve aunque se disimule; donde se condena el atentado pero se deja abierta la islamización de Occidente; donde se vocifera que no todos los islamistas son iguales pues el Corán es interpretable, cuando en realidad toda interpretación del Corán alejada de la literalidad es blasfemia; donde se eleva a categoría de heroicidad la blasfemia en nombre de la libertad de expresión, pero se persigue a quienes expresan su opinión desde el catolicismo; donde se llevan las manos a la cabeza por la decapitación de Foley a manos de un rapero islámico radical, pero se promocionaron sus videos antisistema desde la BBC; donde puedes pensar cualquier cosa menos que existe una Verdad. Así nos va.
YO NO SOY CHARLIE HEBDO

| 08 enero, 2015
Romanos 12,19…»Mia es la venganza, yo pagare»
Esta gente no entiende que la libertad de cualquier cosa, sea culto, pensar diferente o lo quea, tiene el límite de la libertad del otro que tiene derecho a pensar diferente, a tener una religión diferente y no es un derecho blasfemar y provocar como lo hacen diciendo que eso es la libertad. Dios que equivocados que estan y cuanto daño han hecho y seguirán haciendo, mientras no se les siga apañando. Rezo por ellos, porque esas muertes merecen justicia, que es muy distinto a ajusticiar.
Soy cristiano apostólio y NO estoy de acuerdo con su opinión. Si el semanario francés hubiese proferido injurias a mis creencias. Hubiese protestado, condenado y ofendido gravemente. Pero con un matiz muy importante NO MATAR, NI DESEAR MAL A NADIE.
Esta vd. Muy lejos de la actitud de Nuestro Santo Padre El Papa Francisco, siguiendo las enseñanzas de CRISTO. Que incluso implora una horacion para los que nos ofenden.
Tampoco yo quiero saber nada con Charlie Hebdo. Lamento y condeno un crimen tan horribl, como condeno cualquier otro crimen, pues la vida humana es sagrada y sólo Dios dispone de ella, pero esa gente, especializada en insultar y descalificar a los demás, a mí no me representa.
Desde hace mucho que se debate si la libertad de expresión debe o no proteger el insulto. Entiendo bien la posición de quienes buscan prohibirlo. Porque insulto duele, a veces más que un golpe, pero además es una forma ineficiente de argumentar que no sirve para convencer. Evitar insultar, aun en la peor discusión, es una expresión de buena educación. Considero, sin embargo, que la buena educación no se cultiva con órdenes autoritarias ni se combate con castigos. Creo que aplicar una sanción a alguien por proferir una blasfemia es inaceptable en una sociedad libre (la amenaza si es peligrosa y debe ser sancionada, por ejemplo).
Hoy, lo que para algunos es insulto, para otros es una expresión de alegría, una descripción realista o una expresión de un sentimientos. Los aficionados mexicanos al futbol, inclusive los homosexuales, gritan su «Ehhhh puuuutoooo» como una forma de participación en un partido, aunque para algunos intelectuales y políticos sea un insulto discriminatorio.
No sólo el Islam, la Iglesia Católica ha protestado con frecuencia por textos, películas u obras de arte que considera blasfemos o insultantes,
Pensemos que en Europa es un delito «negar el holocausto» cuando debería ser un tema histórico definido por pruebas y argumentos. Políticos, activistas y radicales buscan cada vez más castigar a quienes expresan comentarios racistas, misóginos o blasfemos como si los prejuicios se eliminaran con prohibir y no con educación. No se trata de justicia. Bienvenidos al Siglo XXI.
Yo tampoco soy Charlie. Basta ver sus horribles blasfemias contra el Señor y la Iglesia. Que unos criminales hayan hecho este maldito asesinato no lleva a la Canonización de esta basura de revista : http://infocatolica.com/blog/delapsis.php/1501090252-yo-no-soy-charlie
Esto que ha ocurrido es una atrocidad injustificable y ojalá Dios tenga misericordia de los que han fallecido…. Ahora que todos comiencen a defender una revista irrespetuosa y atrevida es una muestra más de que lo que importa no es la persona sino los actos mediáticos… El asesinato de estas personas hay que condenarlos pero no justificar con libertades lo que hacían insultando a quien mejor les pareciese.
Porque los obispos no salen a condenar los ataques a iglesias en Medio Oriente, los cristianos crucificados y degollados, el encarcelamiento injusto de cristianos por la fe?
Como usted bien dice, así nos va…
Totalmente de acuerdo.
Yo tampoco soy Charlie Hebdo; suscribo todo su artículo; además ya sabemos, en Oriente Medio los cristianos son masacrados y no pasa nada, en París, como los muertos son progres y de izquierdas, pues todos compungidos…
Totalmente de acuerdo con su comentario… y los posteriores.
Yo tampoco soy Charlie Hebdo. Muchas gracias por su entrada y la de Maite, aunque tristes son aclaradoras. El sacrílego y blasfemo Cortés hacía cosas parecidas pero no se atrevía con el islam, solo con el Catolicismo.
Muy lúcido, y excelente comentario
Pues parece que D. Jose María Gil Tamayo sí se identifica con esa revista: http://www.cope.es/player/Gil-Tamayo-condena-el-atentado-de-Paris-en-nombre-de-los-Obispos-espanoles&id=2015010813540001&activo=10
Alucinante.
Por correo aparte te envío la última que la fatídica, sacrilega y blasfema revista publicó. No quiero dejar enlace aquí ya que me duele mucho lo que veo y no quiero hacer daño a los demás. En este caso es sobre la Virgen Santísima y el nacimiento del NIño Jesús.
Son unos mal nacidos.