Sobre Rouco y su piso se podrá opinar lo que se quiera. Legítimamente unos lo verán bien y otros mal. Pero incluso para los que no estén de acuerdo, es justo hacer unas puntualizaciones. 1) Los que han visto pisos de congregaciones saben cómo son. Grandes, céntricos, pero decorados austeramente y en muchos casos ocupados por cuatro o cinco religiosos. No sabemos cómo estará decorado el de Rouco, pero la realidad es que los pisos grandes para religiosos no tienen por qué ser lujosos. 2) El piso era y es de la diócesis y estaba ocupado por cuatro sacerdotes. Ahora lo sustituyen otros cuatro. No 3, ni mucho menos Rouco sólo, quien vive en comunidad. Vida muy similar a la de muchas congregaciones. 3) El piso fue donado mucho antes por un particular a la diócesis con la intención de que ahí se alojasen religiosos. Ese es el uso que se le ha ido dando, y no otro. 4) El piso sí tiene que pagar el IBI. No así los templos o los museos, por poner un ejemplo. Y lo tiene la diócesis legítimamente pues lo donaron para la misma. 6) ¿Se podría dar otro uso al piso? Sí… O no… Es legítimo que sea residencia de cuatro religiosos, y dar otras funciones a inmuebles es difícil. Por ejemplo, alquileres sociales podrían generar más problemas legales que soluciones. Y en todo caso no se cumpliría con la voluntad de quien dio en donación el inmueble. 7) ¿Es sinónimo de lujo? Nadie ha visto el piso, pero ya sabemos por ciertas congregaciones que no tiene por qué serlo. Creo que a la mayoría nos incomodaría vivir en muchos de esos caserones. Los muchos metros cuadrados no son sinónimo de lujo. Esas cosas las marca nuestra forma de vida, que en el caso del clero es vida de laudes, maitines, rezos, misas, serenidad y hábitos comedidos. Los que critican ese lujo no aguantarían una semana en sitios así. 8) No hay que caer en el pauperismo fariseo. El cristianismo no excluye el reconocimiento y las sedes dignas para los obispos, de la misma manera que aunque ahora se niegue esta realidad, es bueno que los presidentes de los países tengan un estatus y residencia en consonancia con la dignidad del cargo que representan. Por eso la túnica de Jesús era tan cara, se dejó ungir con perfumes equivalentes al salario de varios meses, y su sepulcro fue una donación de quien deseaba que yaciese como sólo los grandes de aquella época podían permitirse. Su vida era humilde en sí, pero no estaba bien la renuncia a la consideración que también en elementos externos había que darle. 9) Curioso lo que juzgan a Rouco los no juzgantes.
Rouco y su piso

| 01 marzo, 2015
Esta bien lo de la austeridad para todos, siempre que sea digna, pero ¿no da la impresión de que pretende que solo Rouco sea el austero?
Se ha borrado el diálogo entre varios al ser un montaje. Sólo habla uno mismo con varios nicks.