Roma purga a ratzingerianos españoles

Y vuelvo a decir Roma, y no el Papa. Como publiqué en el último post,  desde este miércoles han entrado en vigor nuevas disposiciones sobre las renuncias de los obispos. “En algunas circunstancias particulares” el Papa puede “considerar necesario pedir” al Obispo que “presente la renuncia al oficio pastoral, tras haberle dado a conocer los motivos de tal petición y escuchar atentamente sus razones, en diálogo fraterno”. (ver aquí) Realmente, aunque este punto no hubiese sido redactado explícitamente con anterioridad, nada cambia. Pero resulta cómico que se escriba esto precisamente ahora, cuando se presume de lo que se presume. Eso sí, que no falte lo del diálogo fraterno. Si hay que echar a alguien, que no falte, aunque es cierto que así no se ha actuado con Monseñor Livieres, ni siquiera para dar una imagen de misericordia de cara a la galería. No podemos saber si las disposiciones son una apuesta personal del Papa, aunque sí que interesan a quienes le rodean. Del mismo modo siempre hemos distinguido a Benedicto XVI de la curia. Hoy La Cigüeña de la Torre escribe un artículo sobre la purga de los ratzingerianos españoles  Mons. Celso Morga Iruzubieta, Alberto González Chaves y Juan Miguel Ferrer. Y es que el Papa tiene potestad para quitar y poner a quien desee, pero no parece oportuno proclamar lo contrario, no sea que digan a muchos capitostes púrpuras aquello de dime de qué presumes. Tampoco parece oportuno decir, en caso de que González Faus sea sincero, que la derecha eclesial está despellejando al Papa. A parte de hacer que trasluzca una visión de la Iglesia como ideología política, ese sector motejado como derecha está siendo suficientemente despellejado por altas instancias vaticanas como para encima acusarle de despellejador. Pues así anda el patio.