Principios y fines

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QuickMemo+_2015-06-18-00-03-21-1 La palabra «principio» es polisémica. Puede tratarse de un valor o de un comienzo. Pero a veces acepciones aparentemente divergentes van de la mano. Unido al principio está el fin. El principio en pintura puede ser un boceto, y el fin puede ser El Guernica de Picasso. El principio de un monumento pueden ser los cimientos y el fin puede ser La Sagrada Familia de Gaudí. Hecha esta reflexión estaremos de acuerdo en dos cosas: la primera que parece lógico que los principios morales sean llamados así entre otras cosas porque son los cimientos sobre los que sostener una vida conforme a Dios; la segunda que no parece muy útil cimentar un terreno sin fin alguno. A veces me encojo de hombros cuando veo a personas que hablan de principios pero se desinteresan de los fines. O peor aún, cuando los fines están reñidos con los principios. El obispo que dice creer en Cristo pero se encuentra muy cómodo en una sociedad militantemente atea constituye para mí un enigma; el católico que dice que su Señor es Cristo pero no pretende otra cosa que someterse al Mundo me inquieta; los que rezan por el Reino de Dios pero les da igual el precipicio al que va este Reino de iniquidad, me producen vergüenza. Creo que se podría decir que la bandera de los principios en alguien despreocupado por los fines o por las metas, refleja que o bien los principios no eran tales o que están a la altura del pintor que nunca pasó del boceto. Ojo: las metas no solo han de estar en la tierra, claro está. ¿Y acaso los principios no son valores en sí mismos? Se podría decir en parte que sí, pero quema un Velázquez delante de alguien que diga que ama el arte. Si permanece indolente, se ha definido ante nuestros ojos. Lo mismo con la moral, con el Evangelio, con el amor a la Verdad y con el amor a Cristo. Qué sabio fue Salomón. Sabéis a lo que me refiero, ¿no?

Comentarios
0 comentarios en “Principios y fines
  1. Pues claro que si. Y muy bien lo que dices, Sapienter.
    Vamos cayendo en un vacío interior total. En una indiferencia malsana.
    Otro ejemplo más rudo: vamos en el metro, dos gamberros
    se ponen a abusar de una señora, si el policía que va sentado enfrente
    de nosotros, se sonrie, y mir pra otro lado… ¿qué haran los pasajeros?
    ——-
    Pues así en la Iglesia. Mientras alguien no diga: ¡Basta ya!
    vamos cayendo en picado
    hacia el nihilismo total.
    ——
    Laudato sii va a acercar a los fieles y a los infieles a Jesucristo?
    ¿O va a contribuir a que la mirada social de los fieles deje ser religiosa
    para teñirse de verde?

    —–
    El saludo desafortunado de Osoroglio
    y el homenage del Parecito Angel
    van a servir como referencia para mantener
    el sentido sagrado de los fieles?
    No habrá muchos los que piensen
    pues si las iglesias son para esta mierda
    qué sentido tiene respetarlas…

    Todo el planteamiento de la «casa común»
    va a contribuir a un desplazamiento muy fuerte
    de una sensibilidad religiosa trascendente
    a un naturalismo inmanentista confuso
    el irenismo pastoral en el anuncio del evangelio
    sin una identidad cristiana clara,
    sin una tensión contrastada y afirmando
    la preeminencia de los valores cristianos
    va a ser muy pobreton.
    No podemos en un trabajo pastoral
    para sacar cuervos transgénicos.

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