No sé por qué dicen que hay nuevas realidades a las que el cristianismo debe hacer frente. En verdad estas realidades no son nuevas, y sobre ellas ya se ha reflexionado desde los orígenes del cristianismo. Otra cosa es que ahora se pretenda cambiar la doctrina. La realidad de los divorciados sin nulidad vueltos a casar: Siempre el matrimonio fue indisoluble. No hace falta pensar más sobre esto puesto que todo lo que se debía pensar ya fue pensado, y lo más importante, revelado. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Por tanto, toda relación sexual fuera del matrimonio canónico es fornicación. Y otro matrimonio que contradiga el canónico es, con sexo o sin sexo, apostatar de un sacramento. Recordemos que el cisma anglicano llegó por el divorcio. Tanto lo uno como lo otro es pecado grave. Recordemos también que es dogma de fe que el matrimonio es indisoluble. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio: Llamadas de toda la vida fornicación. Hay quien dice que no, que fornicación es sólo adulterio. Es mentira, y de hecho San Pablo lo aclara en un momento dado al distinguir el uno del otro. “No errés; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros […] entrarán en el reino de los cielos.” (Cor. 6:9) Los que conviven fuera del matrimonio: Sin matrimonio, se colocan en el grupo anteriormente descrito. La homosexuales practicantes: Esa práctica ha sido llamada sodomía de toda la vida. A los homosexuales militantes los nombra la Sagrada Escritura, como mostré arriba (Cor. 6:9), incluyéndolos entre los que no entrarán en el reino de los cielos. “Ni los afeminados, ni los que se echan con varones…”. Por afeminados la escritura se refiere a los homosexuales practicantes, no a los que tengan esa tendencia pero vivan en gracia de Dios, de la misma manera que hoy es común, por metonimia lingüística, que se identifique a los homosexuales con los homosexuales militantes, aunque no sean lo mismo. Lo distingue de los que se “echan con varones”, pues las prácticas homosexuales no tienen por qué darse sólo en los mal llamados gays. La realidad de que ellos puedan comulgar: Ya hemos visto que estas situaciones descritas colocan a la persona en pecado grave. De toda la vida no se ha podido comulgar en pecado mortal. Espero que no se hayan olvidado ya las catequesis de primera comunión. “Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y del a Sangre del Señor.” (I Corintios 11, 27.) Las personas que no van a Misa: Tampoco nada nuevo. Siempre ha sido pecado mortal no ir a misa, salvo motivo grave que lo justifique, como enfermedad. Al ser pecado grave, uno no puede comulgar sin confesarse y arrepentirse. Si uno muere sin arrepentirse de un pecado mortal, tal como éste, no puede entrar en el reino de los cielos. Esta ley es la Tercera de los Diez Mandamientos: Santificarás las Fiestas. Fue también mandato expreso del Señor que hiciéramos el memorial de la fracción del pan, presente en la eucaristía. “Haced esto en memoria mía”. Las personas que no creen en Dios o no pertenecen a la Iglesia: Nada nuevo tampoco. Es dogma de Fe definido en Trento que ellos no entrarán en el reino de los cielos. Extra ecclesiam nulla salus. Es decir: Fuera de la Iglesia no hay salvación. Se deja la excepción de los que no supieron de Jesús por ignorancia insalvable. Cuando dice insalvable, quiere decir que realmente esa ignorancia no se podía salvar (típico ejemplo del esquimal que nunca supo de Cristo), no incluyendo aquí a los que no crean en Dios o en la Iglesia porque no les da la gana. Hay algunos que tanto estiran lo de la ignorancia insalvable que anulan por completo el dogma. La decisión de estos apóstatas es libre, ellos escogieron ese camino, y por supuesto sus consecuencias tendrá. Pero si caben dudas, ya habló Jesús de esto a propósito de los fariseos: El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final. (Juan 12, 48) Por decirlo de otra forma: la palabra de Cristo es ley. Si uno no la sigue, es porque su corazón no se identifica con la Verdad, pero esa Verdad como ley es inamovible y nadie puede rechazar una verdad sin toparse con la Mentira. Bueno; pero es que esto lo hace todo el mundo. ¿Ah sí? ¿Tendríamos que entender que si todos roban, el latrocinio es bueno? Al principio pocos creían en Jesús. Sus palabras siguieron siendo las mismas. Y de hecho cuando un pueblo entero rechazaba la Fe, los profetas los condenaban como generación maldita. Ya lo dijo Jesús: “Cielo y tierra pasarán, mas Mi palabra no pasará”.
¿NUEVAS REALIDADES? Realidades de toda la vida

| 11 marzo, 2015
Es increible. En este artículo se repiten los dogmas, el catecismo y a San Pablo y la gente se escandaliza. ¿A dónde ha ido a parar la Iglesia?
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Aprended lo que quiere decir Misericordia quiero y no sacrificios.
No juzguéis y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados. Perdonad y se os perdonará. La medida que uséis, la usarán con vosotros.
A veces este blog parece la inquisición. A veces es peor y prefiero no calificarlo.
Lo de estirar la «ignorancia insalvable» lo hacía el progre ese que decía «Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen» acerca de unos asesinos que sabían perfectamente lo que estaban haciendo: juntarse y asesinar ritualmente de forma espantosa a un hombre bueno e inofensivo… Para el progre ese, «no saber lo que haces» parece cubrir cosas muy distintas al esquimal y su ignorancia insalvable.