Una reflexión sobre las acusaciones de abuso que nada tienen que ver con la justa reprobacion que se merecen. Pero antes de nada, meditemos: 1) Desafortunadamente en el abuso sólo se cuenta con la palabra del presunto agredido contra la del presunto agresor. Por garantías procesales y pruebas circustanciales de que dispongamos, y salvo casos rarísimos, el quiz de la cuestión es éste. Por tanto nuestro juicio ha de ser en extremo cauteloso. 2) Muchos de los relatos de abusos no dejan de evidenciar más bien relaciones homosexuales consentidas con adolescentes. Cosa que no deja de ser inicua, pero distinta. 3) Lo lógico es que el abusador guarde silencio y por tanto, salvo que el abusado dé un paso de valentía, nadie sepa nada. 4) Por tanto es bastante improbable que, salvo excepciones, el común de los obispos tenga idea alguna de cosas así hasta que se hagan públicas. 5) Si un sacerdote hubiese abusado de mí o de un hijo mio, acudiría a la comisaría y no al obispo. Esto es lo lógico. 6) También lo lógico en un abuso es buscar como culpable al abusador y no a la institución a la que pertenece, sea una iglesia, un instituto, o una empresa. Sería muy muy extraño que un abuso trascendiese alegremente con la anuencia de todos. 7) Por una extraña razón, ante el abuso de un cura se señala al obispo, pero ante el abuso de un profesor nunca al director, o ante el abuso de un trabajador nunca al empresario. 8) Por mucho que digan, poco puede hacer un obispo ante un rumor de abusos. Si es que le llega alguno, no sabe si es verdad o mentira, y si decide investigar antes de tomar decisiones, ese proceso también será cuestionado y en algunos casos tachado de encubrimiento. Creo que para estos casos, la responsabilidad es de los denunciantes que han de acudir a comisaría. El resto de los mortales dificilmente sabrá si el caso es falso o no. 9) Es fácil arruinar la vida a un sacerdote o un obispo. La sombra de la duda por una palabra, sea cierta o no, nos ha de llamar a ser prudentes en el juicio. Más sabiendo que esta acusación puede ser usada sensacionalistamente y/o como ariete con el que golpear a la Iglesia o a ciertos obispos en una lucha ideológica en el que la veracidad de la denuncia es lo que menos importa. 10) Para más Inri, la defensa del acusado o el llamamiento a la reflexión es frenado ante el temor de ser considerados cómplices del abusador o enemigos del abusado. Priman los sentimientos sobre la razón y por tanto las garantías que tiene cualquiera de mantener su honorabilidad son nulas. 11) ¿Son falsos todos los casos de abuso o de encubrimiento? No. Eso no se dice. Pero tampoco todos son verdaderos, y honestamente, creo que el encubrimiento es en sumo excepcional.
La trampa de la acusación de abuso

| 07 febrero, 2015
O no me he explicado bien o no me ha entendido. En todo momento hablo del concepto de Pecado. El insulto es un asesinato, pues considero que se puede matar al hermano con la palabra. En un blog es difícil entrar en detalles, y explicarse cómodamente,.el obispo lo que tiene que hacer con un defraudador es retirarlo, aunque si puede convertirlo seria lo ideal. Le vuelvo a repetir que.con ir a la justicia civil no se soluciona nada, ya en las escrituras sagradas aparece el consejo de no llevar al hermano ante el juez. Con una denuncia se enervan las partes, y ganan los entramados judiciales, además de que el infractor no se suele corregir. Quien dispone de capital para denunciar? Mucha gente no.
El intentar minimizar el abuso por medio de apreciaciones lingüísticas cómo entiendo que se pretende en el punto 2, es lo que hace la justicia civil, confundir. Si es abuso, es abuso, no confundamos con la palabra consenti da, un adolescente es fácil de manipular por una persona con autoridad.
Muy bien. Ya hacía falta que se hablase así.
Muy bien. Ya hacía falta que se dijese esto.
David. Un abuso es un delito. También a ancianos. Si no es delito, no sé de qué extraño concepto me habla usted. Miedo me da cuando la gente confunde términos. A ver si ahora van a hablar de asesinatos queriendo decir insultos. Estas confusiones son gravísimas. Y si el abusado pretende no denunciar, allá él con su equivocada decisión, que estaría haciendo igual que los llamados encubridores, es decir, que todo quede en casa para no hacer daño. Yo jamás he acudido a mi obispo para pedir consuelo; sí para arreglar algo. Y si ese algo es un delito, y no quiero ir a comisaría ¿qué espero exactamente? ¿Que denuncie el obispo para no hacerlo yo? ¿Consuelo, pero queriendo no denunciar y entonces hacerle partícipe del encubrimiento? Si hay abuso, se tiene la OBLIGACION de denunciar. Si no hay abuso, hable con quien quiera, pero no lo llame abuso.
Existen abusos que nada tienen que ver con el sexo. Los abusos a mayores son igual de deleznables y ni siquiera se tienen en cuenta. Para cuando un abuso, fraude o estafa sacerdotal se conoce existen otros tres guardados en los cajones episcopales y otros tantos que nunca se revelarán. Se acude al Obispo porque la víctima no quiere ocasionar daño y espera consuelo del responsable porque sigue creyendo en la Iglesia. También es verdad que muchos abusos no son considerados delitos civiles, pero eso a un abusado ni le importa, ni le consuela, ni le reconcilia con el agresor. Las víctimas católicas se rigen por las leyes morales de su credo no por las leyes civiles. Así lo que para un civil es un derecho, pongamos por ejemplo la ley civil del aborto, para un católico es un pecado. Entonces extraña sobremanera que ante los abusos de sacerdotes, las autoridades religiosas se limiten y les parezca correcto protegerse bajo el amparo de las leyes civiles y procurar por todos los medios subterfugios legales y lingüísticos para minorizar o justificar el abuso.
También quiero que quede claro que cuando existen pruebas se intenta por todos los medios anularlas.
Nadie niega la reprobación del abuso. Lo que se niega básicamente es acusar a alguien sin saber si es cierto, cosa que dirimirá un tribunal. Quién sabe si a usted algun día le acusarán de alguna falsedad, y si entonces a nadie le importará si usted es inocente sino que se rasgarán las vestiduras y repetirán lo malvado que es quien hace eso, como si nadie lo supiese
Mi hijo va a cumplir 9 años, es un niño ingenuo y sano, es monaguillo y cree en Dios, en Jesús y la Virgen; así lo hemos educado y así el Señor le «regala» la fe. Si un sacerdote lo malogra, me olvidaría del perdón, sobre todo despues de «quien soy yo para juzgar a nadie»… Pienso como padre y hablo para los padres.
Estoy de acuerdo con el blogger. Ya hacia falta que se sijese esto
Mi señora que es más creyente que yo y católica de toda la vida, añade que el cura no llegaría vivo a la comisaria.. ¡le abre la cabeza con un candelabro! por puton.
Si un sacerdote abusa de mi hijo, (9 años), y tengo la certeza, acudiría a la comisería.. despues de cortarle los huevos, y conste que soy católico.