¿La Fe católica obliga a que todos ganemos lo mismo?

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socialismo No. La Fe Católica obliga a acudir en ayuda ante la necesidad básica de una persona (sed, techo, hambre, vestido…) pero no obliga a que todos tengamos lo mismo, y menos a usar el dinero de otros para repartirlo equitativamente. Jesús apelaba a nuestro total desprendimiento (para ayudar a los demás, así como para que los bienes no nos frenen de cumplir una misión que exige un compromiso total) teniendo así un lugar preminente en el Reino de los Cielos, pero también aceptaba a los que cumplen los mandamientos practicando la caridad pero sin renunciar a su posición económica, como es el caso de José de Arimatea, propietario del sepulcro donde depositaron a Cristo. Hoy día tendríamos de ejemplo por un lado a los religiosos que tienen votos de pobreza, y por el otro lado a los fieles comunes. La idea de que la riqueza se reparte es en líneas generales una tontería. Es decir, que igual que un ciudadano cualquiera, una nación puede repartir parte de sus bienes a los demás, pero la riqueza en sí del mundo no nace de un árbol común del cuál todos cogemos frutos, siendo injusto que si tocamos a dos por cabeza uno se quede con tres. No; la riqueza la creamos cada uno de nosotros, intercambiando favores con los demás, lo que es trabajo, y favoreciendo la red de favores (vía comunicaciones, transportes, relaciones internacionales, etc.) En cualquier familia, los hermanos, según la actividad que realicen, tendrán distintos salarios. Del mismo modo, un pueblo o una nación, con su trabajo, con su ciencia, con las infraestructuras que creen, con las empresas que produzcan, podrá volverse rica. Si no hace nada de eso, seguirá siendo pobre. El mandamiento “no robarás” implica la existencia de la propiedad privada. Es lícito disponer de los bienes que uno ha conseguido motu proprio o heredado gracias al trabajo e inteligencia de sus padres. De sus padres, o de los padres de sus padres, o de los padres de los padres de sus padres. Además, la riqueza crea riqueza. Un rico crea riqueza a la sociedad y no al revés. Toda empresa que haga un rico dará puestos de trabajo y dinero a personas, que a su vez comprarán a otras personas. Es más, si aparcamos por un momento el tema moral para observar cómo funciona la economía, veremos que todas aquellas cosas que caprichosamente compre un rico serán también para beneficio de los muchos vendedores al que él haya acudido. En definitiva, todos, incluido los ricos, tenemos que ayudar al prójimo en todos los sentidos, también económicamente. Habrá personas que por amor a Dios y a los hombres vendan aquello que tengan para gloria de Dios, así como habrá muchos ricos se condenarán por no tener sus ojos puestos en primer lugar en Cristo. Pero, impuestos aparte, la idea de que el dinero se reparte es fantasiosa; la idea de que todos tenemos que tener exactamente lo mismo va en contra de nuestra libertad de disposición, de trabajo y de libre trato con los demás, así como de la lógica y de la realidad; la idea de que se ha de repartir todo el dinero de ciudadanos libres es tan demencial, injusta y desmotivadora como si un profesor hiciese la media de las notas de una clase entera y el resultado lo aplicase a cada alumno… Jugar con el dinero y la libertad de la ciudadanía es autoritario y peligroso. Lo peor es que al ir en contra de la lógica de la realidad de la economía, los resultados son tan comprometidos como los que obtiene un iluso que juega a mezclar ácidos sin importarle cual es la realidad de las leyes de la química. La caridad cristiana, siempre es buena. El socialismo es otra cosa. No las confundamos.

Comentarios
0 comentarios en “¿La Fe católica obliga a que todos ganemos lo mismo?
  1. Y yo apunto que también existe el mandamiento bien claro de no codiciarás los bienes ajenos, y en el decálogo lo explicita más, ni la vaca, ni su asno, ni su campo, ni su mujer, ni nada que sea de tu prójimo.

  2. Enhorabuena, no se puede decir mejor y mas claro con pocas palabras. Basta ya de demagogias y de populismos, queremos saber la verdad. Tambien en cuestiones de economia.

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