No. La cadena perpetua no es equivalente a la venganza. Ni si quiera llega a la categoría del bíblico «ojo por ojo, diente por diente.» (Levítico 24:2o)
Hay que tener cuidado con no confundir la justicia con la venganza, pues esto conlleva destruir la propia justicia, aceptar la misma venganza, y desproteger al inocente. La justicia, propia del orden, precisamente elimina la venganza. La justicia busca la imparcialidad y surge de la necesidad de proteger a la sociedad y reparar al inocente. La venganza es parcial y va de la mano del odio.
Encarcelar de por vida a quien asesina no es venganza: es un acto justo frente a un acto injusto, es proteger al inocente, y es reparar parte de su daño dejando claro que la sociedad rechaza un crimen con toda la fuerza del Estado. Nunca podrá equipararse con el asesinato del criminal: el preso tiene vida (la víctima no), y el preso es plenamente culpable (la víctima fue inocente). Eso no está reñido con aceptar indultos en algunos casos excepcionales y previo pleno y visible arrepentimiento , y por supuesto tras soportar buena parte de la condena.
El catecismo lo contempla y desde luego no ha sido cambiado en estos casi cinco años de pontificado del Papa Francisco.
La misericordia de Jesús no debe ser confundida con la falta de rigor. Es lo que ocurre cuando se cogen unos versículos y se desechan otros: los eternos ayes de Jesús.