En este blog se habla del Sínodo, del Papa, de noticias, de apologética, de los obispos, de muchos curas, de muchos laicos, y hasta de Podemos. Pero luego llega nuestra vida real y llegan nuestros problemas, que serán unos más graves y otros menos, pero que son los nuestros y nos afligen. Y en la soledad del dormitorio y en la oscuridad, al final del día, uno se encuentra consigo mismo y con Jesús. Y en la penumbra se vislumbra nuestro crucifijo, y como en un confesionario, nos dirigimos a Él: Acompáñame Jesús. Hágase tu voluntad, sea ésta que se resuelva mi problema o que se mantenga para mi bien, pero acompáñame, porque ya no pretendo que se solucione nada, sino que Tú estés a mi lado. Todo lo de este mundo, a Tu lado, resulta pequeño. Te prometo mejorar. Sólo quiero ir siempre de tu mano. Hay que orar mucho. Querer al Señor. Dirigirnos a Él con la confianza de que a Su lado los problemas desaparecen.
La angustia. Los problemas.
| 25 abril, 2015