| 18 julio, 2014
La trágica noticia la dio hace dos meses Antena3. Pasado el tiempo, bien vale la pena una reflexión. Al pobre niño, sin culpa de nada, que Dios le acoja en su seno, donde seguro que estará. Pero, ¿no sobrecoge la chocante foto de arriba? ¿En qué queda la dignidad del ser humano? ¿A qué se reduce el sentido de la vida? ¿Qué entienden los padres por el mismo? A pesar de las ilusiones y fantasías del pequeño, ¿es este el último adiós que se merece? ¿En esto quedamos? ¿Qué filosofía está creando esta sociedad? Nuestras oraciones para el fallecido y para los padres, que encuentren consuelo en la luz de Cristo.
Pues la foto del acto me recuerda indefectiblemente el mal gusto y la radical falta de respeto debido a la muerte entendida como «misterio desde la fe cristiana» llevados a primera plana por el programa, de factura estadounidense, mire usted por dónde, titulado «Mil maneras de morir».
La muerte humana, causada por desgraciados y anómalos o inverosímiles accidentes, vista como espectáculo entre irónico y bufonesco, es exactamente la forma como es tratada la muerte en este programa de pésimo gusto. Sin ninguna referencia a las víctimas fallecidas, no ya soteriológica o salvífica, sino ni siquiera de mera condolencia humana .
Y es que hacia ese tipo de sociedad radicalmente descristianizada caminamos, como inevitablemente… Con el apoyo de otras celebraciones neopaganizantes como el «Hallowin», que ya se ha ido colando incluso en el calendario festivo-celebrativo de los centros de estudios públicos, bajo el paraguas de los seminarios de idiomas y del diálogo con las culturas, o el intercambio cultural idiomático.
Así que juguemos a sembrar neopaganismo, que algo queda, parece sugerirnos el pensamiento dominante.