Ejemplo de exégesis progre

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exegesis típica Ocurre que hoy día se recurre a una exégesis peligrosísima del NT ,que resultaría más válida para la lectura de cuentos que para la lectura de unos hechos que, aún escritos con las singularidades que todos sabemos, son verdad. Es recurrente la interpretación simbólica de cada elemento, la lectura en base al significado de los nombres de los personajes, y el mostrar la enseñanza moral como excluyente del hecho narrado. Vamos a poner un ejemplo de cómo con esta exégesis podríamos invalidar, 1000 años después, la evidencia de algo tan real como la actual anuencia del gobierno a una ley pro-abortista. La lectura del hecho bien podría ser narrada así:

Queridos hermanos: Leyendo el texto de la fotocopia que hemos repartido, vemos cómo en aquella antigua nación llamada España (situada en lo que hoy conocemos como Países Catalanes, Países Vascos, y Unión de Estados Islámicos Sudeuropeos) su representante es llamado Mariano. Alguien incauto podría pensar que eso no tiene trascendencia, ¿pero qué significa Mariano para el español de aquella época? Significa «devoto de María». Aparquemos esto por un momento, que ya aclararemos después, para hacernos otra pregunta: ¿Qué significado podría tener la discusión aquí narrada acerca del aborto? No se trata, como algún iluso podría creer, de aborto literal, sino simbólico. Es evitar el nacimiento de algo nuevo. Porque en la cultura española del XXI, el nacer se asocia al origen de lo novedoso. Así ellos podrían decir: «ha nacido un nuevo ideal», o «ha nacido una nueva empresa». ¿Y quién más duramente critica ese tipo de rechazo a la novedad? Un obispo llamado Juan Antonio, nombre figurado por supuesto, pues Juan significa ser «fiel a Dios«, y Antonio «aquel que se enfrenta a sus adversarios».  En definitiva, lo que nos narra el texto es que un gobernante al que llaman mariano, símbolo inequívoco de la maternidad de lo nuevo, se revela ante el cambio al que estaba llamado a capitanear, lo que sería la interrupción de esa maternidad, ante lo cual la Iglesia, personificada en un obispo llamado Juan Antonio, fiel a Dios, lucha con denuedo. Estamos describiendo sin duda alguna, todo bajo una perspectiva religiosa, la negativa de una sociedad conservadora al nacimiento de una Iglesia no aferrada a la dogmática ni a estructuras antiguas. Bello pasaje que sin una exégesis inteligente, jamás hubiéramos podido entender. Huelga decir que nunca exisitió un presidente llamado Mariano, o un obispo llamado Juan Antonio, o una ley sobre el aborto, sino que los escritores de la época se valieron de esta bella narrativa para explicar la primavera que debía venir a la Iglesia y la reticencia de una nación farisaica, históricamente asociada a un catolicismo ultramontano. Y es que este hecho se tuvo que escribir metafóricamente, porque ya sabéis que en aquella época la gente era muy inculta, y si no les explicaban las cosas así, no las podían entender. Y ahora meditemos cinco minutos en silencio.

Pues esto es una exégesis progre de manual. Cuidadito.

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