ÉBOLA. Tratan a los sacerdotes peor que a los perros.

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excalibur Es complicado opinar sobre lo que ha ocurrido estos días. ¿Se hubiese podido atender en condiciones a los misioneros sin llevarlos a España? Eso hubiese sido lo ideal, pero parece a todas luces que no lo real. Por otro lado reconozco que me entristece el sacrificio del perro de la enfermera. Pero vamos a hacer varias reflexiones: El escándalo del traslado del misionero a España es denunciado por la razón de que ni aislando al paciente infectado se puede garantizar 100% que nadie resulte contagiado, como efectivamente ha pasado. Ante esto, y a su vez, la gente se moviliza para que se aisle al perro. Por tanto, el aislamiento del perro, a pesar del riesgo de contagio, no es problema para nadie si con ello se salva su vida, pero el tratamiento del sacerdote, por el riesgo de contagio, es problema para todos aunque sin esa medida sea prácticamente imposible luchar por su vida. ¿Dirán que son casos distintos? Sí: no es lo mismo un perro que un humano. Además, en lo que se refiere a riesgo de contagio, el peligro puede ser mayor con un perro. Imagínense que muerde a un cuidador, cosa posible incluso con bozal, pues este tiene que ser retirado en muchos momentos. ¿Puede que no esté infectado? Puede, pero hay una gran probabilidad de que sí. ¿Que el tratamiento del perro hubiese servido para la ciencia? ¿Y el de cualquier afectado humano no? ¿Por qué estas ideas sólo se les ocurre a la gente cuando se trata de un perro, pero no aguzan así su imaginación cuando se trata de una persona? ¿No se quejan de no ser estrictos con los protocolos sanitarios? Pues el sacrificio del perro se ha hecho por exigencias del protocolo. ¿Se dan cuenta de la misericordia mediática que ha causado el perro, el rechazo hacia los sacerdotes, y la absoluta indiferencia hacia las monjas, que parece que no hubiesen existido para los medios? Curiosas las empatías de esta sociedad. Y eso que me encantan los perros. Pero son prioritarias las personas. También sería bueno que nos hiciésemos otra pregunta. Si nosotros fuésemos a la localidad tercermundista de Lunsar y nos infectásemos de Ébola, ¿estaríamos dispuestos a que nos dejasen allí, con los insuficientes medios sanitarios de que disponen, o querríamos que nos atendiesen en Madrid? ¿Serviría de algo que nos atendiesen en Sierra Leona? Si es así, no querríamos que nos trasladasen a España, ¿no? ¿Diríamos que una vez que estamos fuera de España perdemos nuestros derechos como españoles? ¿Entonces admitiriamos que si residimos fuera de España es justo que nos quiten la Seguridad Social? Ah, es que un sacerdote que se va voluntariamente fuera, pierde sus derechos porque eligió esa vida. Bueno, también alguien que se va a trabajar a Milán, ¿no? Pero otra pregunta: ¿Acaso enviando a un grupo de médicos españoles a que nos atendiesen en Sierra Leona (sin medios, claro está) no podría ocurrir el mismo contagio y encenderse las luces rojas en España una vez que los sanitarios estuviesen de vuelta? ¿O esta posibilidad se evitaría con protocolos? ¿Los mismos protocolos que usaron con el sacerdote? ¿O acaso no puede volver a haber fallos humanos? Ojo. Habrá quienes digan que se quedarían ahí. Chapeau. Habrá quienes digan que también entenderían que dejasen ahí a su padre, esposa o a su hijo. Coherencia absoluta, que daría legitimidad a su posición contra esta medida del gobierno. Antes de terminar, sólo voy a pedir una cosa: Por favor, no recurran a pensamientos mágicos, soluciones para todo, que en calidad de opio nos tranquilicen pudiéndonos decir a nosotros mismos: «el tratamiento allí será igual que en Madrid», o «de veras yo no exigiría mi traslado a España como español». Cosas como construir un gran hospital internacional tardaría muchísimo tiempo. Fuera de eso, es admisible cualquier opinión aunque no coincida con la de este blog. Sensatez. P.D. El tiempo nos dirá si el ébola no es la enésima enfermedad que al final no tiene nada de pandemia. De momento la OMS sólo ha registrado 1044 fallecidos en todo el mundo frente a los 1,4 millones de muertes anuales por tuberculosis  o los 3000 fallecidos anualmente por gripe en España. Recordemos el pánico que causó la gripe aviar en 2005 y la gripe porcina (AH1N1) de 2009. En 2009 la OMS predijo que un tercio de la población mundial podría infectarse de AH1N1, ante lo que el gobierno socialista español compró 37 millones de vacunas por 266 millones de euros, de las cuales sólo se usaron 3 millones con la consiguiente pérdida del dinero invertido.

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