Hay veces en las que la lectura de un relato da mucho que pensar, sobre todo por lo poco que somos frente al poder de Dios. Hubo quienes ante la muerte de Jesús huyeron, ora camino Emaús, ora camino a no se sabe dónde, pues no podían esperar más que aquello que era previsible para los hombres: que la crucifixión es la derrota. Casos como el aquí reporto, donde las oraciones de unos pocos parecen no servir de nada frente a la beligerancia y el poder de la estructura de pecado occidental, nos dejan perplejos. ¿Qué poder humano hará frente al poder de la Misa? Los gritos feministas de «este es mi cuerpo» quedan contestados por la sentencia divina de Jesús: «Este es mi Cuerpo». La clínica cerró. http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=23501
De cómo rezar ante una clínica abortista cambió las cosas
| 16 marzo, 2015