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Bye bye, pobres del Vaticano

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La expulsión de los mendigos de la Plaza de San Pedro ha sido convenientemente reportada por Infovaticana y por De la Cigoña.

Es una de estas anécdotas, que no teniendo gran trascendencia, nos marcan por la razón que sea. Quizás porque todos sabíamos lo que iba a pasar, cómo el Papa seguía repitiendo acríticamente lo de la acogida sin cautela, y cómo el mismo Papa los iba a expulsar. Algunos dirán lo mismo que con Franco, que seguro que no sabía lo que hacía su gobierno. Claro que no. El Papa no sabe lo que ocurre enfrente suya, pero sí lo sabe hasta el último despistado que lea alguna reseña en prensa sobre el Vaticano. Igual que Osoro no sabe del pié que cogea el Padre Ángel. Nótese la ironía. 

¿Por qué nos marcan este tipo de anécdotas? ¿Qué dejan en evidencia?

  • No diré que dejan en evidencia la falta de misericordia del papa, porque la medida, después de los problemas de seguridad y salubridad, era sensata.
  • No diré que dejan en evidencia hipocresía alguna, porque no conocemos el interior del alma de las personas.
  • Pero sí diré que dejan en evidencia un discurso populista, que no se atiene a la realidad, y que ni si quiera quienes lo repiten pueden aplicarlo. 

La caridad hacia el pobre pasa por la inteligencia y el sentido común. Y esta moda del populismo, de soltar como verdad aquello que no lo es, buscando el aplauso del público, es tanto más grave en la Iglesia porque tiene la misión de predicar la Verdad. Cuando se dicen demasiadas zapalladas los creyentes dejarán de escuchar. Después de la expulsión de los pobres, ¿qué actitud se tendrá ahora ante los consejos del Papa? Y los que sí le oigan, ¿aceptarán insensateces aún en detrimento suyo, tal y como les ocurrió a los griegos, que cayeron en la ruina a golpe de eslogan? Ellos pagan, y el político gana, que Alexis Tsipras bien que ha pasado de agitador de universidad a Primer Ministro de Grecia viviendo en el palacio Maximos Mansion.

En definitiva, todo el mundo sabía lo que iba a pasar con los pobres, o los problemas que trae una inmigración descontrolada, por ejemplo. Un discurso irresponsable augura muchos aplausos para unos y muchas ruinas para otros. Pero la mentira salta a la vista cuando el disparate no lo pueden mantener ni los propios.

Es la constatación del engaño del populismo. Es el llamamiento a que la Iglesia sea maestra responsable.

 

Comentarios
4 comentarios en “Bye bye, pobres del Vaticano
  1. JUAN NADIE. Creo sinceramente que hay personas que no discurren con claridad y que son un amasijo de contradicciones, y estas personas las encontramos diariamente a nuestro alrededor, incluso con estudios universitarios y a pesar de demostrar inteligencia en otras facetas de su vida. Otra cosa es que no tengan absolutamente ninguna culpa en esta deformación al razonar, sobre todo los más inteligentes.
    Es frecuente que el discurso populista puedan sostenerlo personas de este tipo, quizás llevados por un olfato narcisista, pero no necesariamente desde una perspectiva totalmente hipócrita en la que el mentiroso sea plenamente consciente de sus incongruencias.
    Puede que sea hipócrita, puede que no, puede que tenga cierto grado de culpabilidad, esto lo más probable. En definitiva, tampoco quiero entrar a juzgar tan a fondo a la persona (dentro de lo que cabe, porque juicio siempre hay) como sí juzgar más seriamente el discurso.
    Del alma del Papa, que el Papa dé cuentas a Dios. Yo daré cuentas de la mía. De predicar el Evangelio, ahí sí creo que tenemos algo que decir.
    Muchas gracias por seguir el blog.

  2. Estimado Bloger, creo que comete usted un error impropio de su trayectoria.
    Afirma usted:
    «No diré que dejan en evidencia hipocresía alguna, porque no conocemos el interior del alma de las personas.»
    No hace falta conocer el alma de nadie para saber que si dice una cosa y hace otra es un hipócrita.
    Si ya se, entonces usted replica que igual esa persona no lo siente asi, entonces es que es un memo, un verdadero imbécil, no es malo es sencillamente incapaz de discernir el bien del mal. Pues no se que es peor. Casi es mejor que sea hipócrita.
    Queriendo hacer un favor al Portavoz del Trucho lo acaba usted de crucificar. Con amigos así el Trilero de la Pampa no necesita enemigos.
    Y luego se contradice usted mismo.
    Acto seguido afirma:
    «Pero sí diré que dejan en evidencia un discurso populista, que no se atiene a la realidad, y que ni si quiera quienes lo repiten pueden aplicarlo. »
    Primero dice que no es hipocresia, y luego hace una definicion de ella, que mas que hipocresía es mas grave es una definicion de cinismo. Cuando uno hace un discurso populista o para quedar bien, pero que sabe que no puede cumplir, y no lo va a cumplir ni de broma, es que es un hipócrita y un cínico. Si es que usted mismo le retrata.

  3. En mi opinión las palabras del Papa no pretenden promover insensateces, sino sacudir la conciencia de cuantos nos miramos el ombligo mientras nos entretenemos con cosas sin importancia. El Papa no puede, ni pretende, resolver los problemas de todos los pobres. Eso sería insensato. Pero sí puede tener gestos que sean señal del Espíritu y ejemplo para nosotros. A muchas personas admirables les han llamado insensatas también, por proponer cosas «imposibles». Para atender a los pobres, no se trata de hacer imposibles, sino de hacer todo lo posible. Y en eso todos tenemos mucho que aprender.

  4. No he visto a Francisco ni a ningún cardenal o monseñor de la nueva iglesita de la misericordits aguda aplicando el tan cacareado acompañamiento y discernimiento, reservado para nuestros divorciados de las iglesias ricas, especialmente la alemana. Han mandado a sus esbirros sin contemplaciones. Todo el discurso demagógico populista de la misericorditis aguda ha quedado en evidencia. Se veía venir.

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