¿Por qué hay amistades falsas y críticas por detrás?

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Las relaciones humanas son muy difíciles de definir. No hay más que preguntar a cinco personas qué es un amigo para darnos cuenta de que la definición varía desde la más severa selección a la más generosa apertura. En esta ambigüedad es normal que se den desengaños, confusiones y falta de moralidad.

La genialidad de Jesús, si se puede alabar a Dios con epítetos tan humanos, consistió en resaltar el amor como nexo de unión entre las personas, incluso de obligación, incluyendo hasta al enemigo y haciendo énfasis entre este amor cristiano y el de los paganos, que también querían solo a sus amigos.

Este amor no significa amistad en lo que se refiere al grado de confianza y simpatía, sino caridad justa, y digo justa, hacia todos, incluso los que desean nuestro mal. Si el amor fuese amistad no podríamos amar al enemigo, porque ya no lo sería. ¿Qué es entonces? Pues actuar hacia el canalla como me gustaría que actuasen conmigo, independientemente de la falta de relación entre nosotros, exigiendo la misma justicia que pediríamos para nosotros (sea esta dura o débil), deseando su conversión y ofreciendo nuestro perdón si se arrepintiese, incluso no habiendo ninguna sintonía entre ambos y rechazando lo que hace con vehemencia.

Amor no implica necesariamente amistad, aunque amistad implica necesariamente amor. Sin embargo esto no se da. Las personas tendemos a relacionarnos con los demás por interés más que por entrega. Interés no significa dinero: Interés puede significar querer proveernos de ocio, diversión, autoestima, estatus social, más amigos… 

Podemos recordar aquellas películas en las que se repite la historia de la chica fea de instituto enamorada del chico popular, quien a su vez está con la animadora y su grupo de guapas elitistas. No puede ser casual que los más guapos se hagan amigos. La belleza ni tan siquiera es algo que vaya unido a valores, intereses o aficiones, y esto delata que el nexo de unión entre ellos es su búsqueda de un adolescente estatus social, más fuerte si se unen en clan. De hecho, lo que a la chica fea le enamora del popular no son sus valores, seguramente menores que los del probo amigo poco agraciado. No: lo que le enamora en el fondo es lo que significa: su notoriedad y belleza, que ella anhela y a cuyo lado desaparecerían sus complejos.

De tal modo, en la vida uno va adivinando que las relaciones no suelen obedecer a una profunda hermandad cristiana. Hay intereses y conveniencias que hacen que las personas creen una red de protocolos y estrategias sociales nada naturales. El abuso de estas tácticas puede facilitar relaciones fluidas con los demás aunque no sintamos afecto sincero. Es lo que llamamos falsedad.

¿Qué consecuencias se derivan de esto? Pues por ejemplo que la chica fea evite contestar la impertinencia de la amiga maleducada, a riesgo de quedarse sola. Con toda probabilidad, la ausencia de reparación ante la injusticia obtendrá una vía de escape en la crítica por detrás, el medio más fácil que tiene el débil para desahogarse y resarcirse por las ofensas sin sufrir el castigo que sin duda recibiría si se abre con honradez. Al fuerte déspota no le importa solucionar los problemas con el débil prescindible, quien desde que se sinceró le resulta aún más desagradable. Mejor no llamarle nunca más. Puede que incluso el resto de amigos, para no ver sufrir su red de amistades, den también de lado al débil. Y esto, en casos evidentemente menos exagerados, se da a diario. Lo paradójico no es que el fuerte no tenga una amistad sincera con el débil, sino que incluso al débil humillado tampoco le une afecto hacia el fuerte.

Existe también, claro está, quienes critican al «amigo» por diversión o conveniencia. De siempre desnaturalizaron la amistad y por tanto no les crea ningún cargo personal una hipocresía que entienden como mero protocolo necesario para socializarse.

Desde luego, si criticamos por la espalda es que no tenemos una relación sincera con la persona, pero también hemos de pensar que si nos critican por detrás, a lo mejor (y no siempre) es porque a esa persona solo le ofrecimos un espejismo de amistad y saben que hablar los problemas es inútil y hasta contraproducente. ¿Les habremos ofendido en numerosas ocasiones? ¿Habremos actuado sin ninguna caridad, respeto o educación?

De esta realidad muy problemática en la vida cristiana se habla bastante poco. Y creo que debe ser señalada porque es un camino contrario al cristianismo. 

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