Roma advierte a Osoro

Osoro
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Corría el año 1942 cuando el Papa Pío XII funda el Instituto para las Obras de Religión (IOR) con el fin de conservar y administrar los bienes confiados a dicho Instituto cuyos fines sean religiosos o caritativos.

Por su desvirtuación, debida a sucesivos escándalos entre ellos el de la bancarrota del Banco Ambrosiano en el que se vieron envueltos Cardenales, Obispos y prelados de la Iglesia Católica y del que el IOR era su máximo accionista, ha provocado que se le conozca más como el Banco Vaticano que por Instituto par las Obras de Religión.

El viernes pasado se ha celebrado en el aula magna de la Universidad Pontificia entre Comillas, perdón de Comillas, la Jornada Académica 2022 del programa Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos, cuyo lema ha sido “Economía sostenible en la Iglesia” organizado por P.P Jesuitas.

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Para ello se han traído desde Roma dos frailes que son grandes espadas, el franciscano Arzobispo secretario del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, Mons. Carballo y el jesuita Prefecto de la Secretaría para Asuntos Económicos de la Santa Sede, P. Guerrero S. J.

El pelotista, perdón periodista Jesús Bastante, ha publicado quienes estaban en la jornada; “en la mesa, junto al prefecto, el secretario de Vida Consagrada, José Rodríguez Carballo; el cardenal de Madrid, Carlos Osoro; el rector de Comillas, Enrique Giménez-Sanz Rico; o Rafael Herrador, Director Territorial Centro de Caixa Bank. Entre el público, el Vicesecretario de Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Jiménez Barriocanal; y el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo”; tal cual ha redactado.

El caso es, que en medio de estos ponentes insignes, verán que está sentado una eminencia en esto de la Administración de Bienes Eclesiásticos, nuestro Cardenal-Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Sí, Osoro ha querido hacerse presente aportando su gran experiencia en esto de administrar junto con su gran asesor jurídico-financiero que le auxilia, Cobo.

Osoro, gran especialista en desangrar las fundaciones civiles de las que es presidente, tanto en cuanto siga siendo nuestro Arzobispo; ha autorizado obras millonarias en la Archidiócesis, valga de ejemplo la restauración del Arzobispado, la capilla del mismo, las pinturas y esculturas que ornamentan esta capilla, la horrorosa neocapilla catedralicia, el infrautilizado edificio del propedéutico, etc…; cedido gratis et amore edificios diocesanos, valga de ejemplo los de San Antón o San Egidio; y quedamos a la espera de que llegue su ansiada jubilación, para ver dónde se va a ir a vivir y cuánto gastaremos en sus eméritos aposentos.

Todo sin hacer pública documentación alguna de sus costes y con un alarde de una inexistente gran trasparencia.

Mientras el desangrado no se cierra, quiere reponer la sangre extraída con un “impuesto revolucionario”, tanto en parroquias, fundaciones, congregaciones y hermandades, para contrarrestar el caprichoso derroche económico que está suponiendo su gestión y la representación jurídica que él solito ha elegido, asesorado por su sabio auxiliar.

Nuestro Especialista en la Administración de Bienes Eclesiásticos debería dignarse, si le queda algo de dignidad, algún día, antes de abandonar la nave o de que le hagan abandonar, a publicar con la trasparencia debida los gastos millonarios del desangrado financiero que lleva autorizando y consistiendo en nuestra Archidiócesis de Madrid, parte del cual ya hemos visto publicado en los medios.

El citado periodista, en su artículo del viernes pasado señala como mal gestor a Wojtyla en palabras del prefecto del Vaticano, o lo que es lo mismo pero no es igual, a San Juan Pablo II, lo que todavía Francisco no es por más que el periodista lo pondere; en su torpeza literaria no sólo da con su dardo envenenado a San Juan Pablo II sino que también lo hace al Cardenal-Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, al poner de relieve la frase del prefecto de economía del Vaticano que parecía dirigida expresamente a su Eminencia: “En economía, la transparencia nos protege más que el secreto. Hemos vivido demasiados secretos en la economía de la Iglesia. Que todo lo que hacemos deje huella. Que todo deje un registro contable. Necesitamos buenos consejeros.”

No contento con esto, el periodista quiso lanzar otro dardo envenenado publicando otro artículo el mismo día, como si de un acto distinto se tratase, más protagonizado por Mons. Carballo subrayando uno de sus principales argumentos en la ponencia: “rendir cuentas, en lo canónico y en lo civil. Rendir cuentas permite evitar situaciones irreversibles, actuando pronto”.

Osoro, con su presencia en dicho acto, acepta la valoración negativa, que Roma le manifiesta en su propia cara y públicamente, por la pésima gestión que está haciendo de los recursos de nuestra querida Archidiócesis de Madrid.

Sin duda, nuestro futuro y esperamos próximo Arzobispo, se llevará las manos a la cabeza cuando vea los resultados de la auditoría independiente que, ineludiblemente, tendrá que encargar al tomar posesión de nuestra Archidiócesis.

Está claro que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Comentarios
2 comentarios en “Roma advierte a Osoro
  1. Al impuesto revolucionario hay que añadir el expolio de los pisos parroquiales, plazas de garaje, bienes que alimenten las parroquias para dirigirlos al obispado (es un sitio genérico para determinar algo desconocido).

    ¿Las parroquias se desangran en una gestión opaca del obispado? Porque en estos temas, nadie sabe nada.

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