Comenzaba la Asamblea Plenaria de nuestros episcopado español. Dos veces al año se reúnen nuestros superiores en sesudas sesiones donde se pone de manifiesto la somnolencia de sus eminencias y excelencias, ya sea por la edad o por el desinterés de los temas a tratar.
En el discurso inaugural de esta 121º Asamblea Plenaria ha vuelto a salir el mal tratado asunto de la pederastia en la Iglesia. Me molesta y mucho como sacerdote y como hijo de la Iglesia el modo en cómo estamos tratando este asunto, especialmente la ya pedante costumbre de pedir perdón en nombre de la Iglesia por los abusos de particulares.
Les voy a poner un ejemplo rápido, sin entrar en profundidades. Imagínense que yo como sacerdote compro un caserón donde me plazca, para lo cual pido un crédito millonario a alguna entidad bancaria, petición que hago sin contar con nadie más que conmigo mismo. Tras la concesión del crédito, por la razón que sea, no devuelvo el dinero al banco, lo que me lleva a verme envuelto en un proceso judicial con amenaza de desahucio, embargo de mis bienes, etc…
Añadan además que hubiese falsificado un documento para que dicha entidad me concediese el crédito y pasar así el control de garantías, hecho que me haría estar envuelto también en un delito por falsedad documental.
Para remate supongamos que un amigo mío lo sabía todo y me ha encubierto.
¿Creen que la Iglesia debería pedir perdón al banco?
Si hay un sacerdote o miembro de la Iglesia con oficio, abusador sexual de menores; si hay un sacerdote o miembro de la Iglesia con oficio, abusador sexual sin consentimiento, que cumpla su condena y si le da la gana que pida perdón.
Si ha habido obispos encubridores, que cumpla su condena y si le da la gana que pida perdón.
Pero ¿por qué la Iglesia va a tener que pedir perdón por los delitos de unos y otros? Las instituciones no delinquen, son las personas las que lo hacen.
Algunos dirán: “sí, pero es el responsable subsidiario”. Bien, aceptando que lo fuese, que desde mi punto de vista es mucho aceptar, en ningún caso es la responsable del acto, se haya cometido en sus dependencia o no, por tanto no puede pedir perdón por algo que no ha hecho.
Me duelen ya los oídos de oír a nuestros obispos pedir perdón cada mañana por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes u otros miembros de la Iglesia con oficio en la misma. Ya está bien, súbanse los pantalones que por bajárselos en nombre de toda la Iglesia, nadie les va a pedir perdón a ustedes. Tengan un poco de dignidad y amor propio, defiendan la honorabilidad de la Iglesia como se debe. San Pablo, predecesor de ustedes estuvo preso, usted sucesores de éste no se atreven ni a pensarlo.
El presidente del gobierno ha pedido perdón a las víctimas cuyos abusadores sexuales se han visto beneficiados por la chapucera ley del “sí es sí”. Les aseguro que no verán al presidente pedir perdón muchas más veces por ese asunto. Y el Estado español no ha indemnizado a ninguna víctima por ser el responsable subsidiario de un delito cometido en su territorio y no evitado por sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
No soy jurista, pero de esa responsabilidad subsidiaria de la que se hace responsable a la Iglesia creo que habría mucho que discutir.
Cibeles se llenó de fiesta y música el pasado sábado, la Asociación de Propagandistas lo subvencionó todo. Los jóvenes llenaban la plaza y más que habría habido si llegan a dejar circular libremente. Era inevitable recordar el encuentro en ese mismo lugar con el Papa Benedicto XVI, que en paz descanse, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en 2011, organizad por el Cardenal Rouco.
Osoro nada amigo de organizar grandes eventos, sí quiso tener, como se suele decir, su minuto de gloria en la fiesta de la Resurrección. Osoro no ha tenido arrestos para mantener la Misa de la familia en la Plaza de Colón con motivo de otra fiesta, la de la familia cristiana.
Pero sí ha tenido la cara de presentarse en un acto lúdico, eso sí organizado por católicos, para dar las gracias por el testimonio de la Resurrección que los jóvenes celebraban. Que torpe fue el cántabro a su llegada a Madrid eliminando la fiesta de la familia cristiana que con tanto esfuerzo y dedicación sacó adelante su predecesor.
Torpe porque habría tenido ocasión de animar a miles de familias exactamente igual que lo hizo el sábado en Cibeles. Y no sólo en un ambiente lúdico sino más que lúdico.
La fiesta de la familia tenía música, testimonios, celebración Eucarística y bendición Papal en directo. ¿Cuales fueron los celos infantiles que le llevaron a suspender la fiesta de la familia?. ¿Cuáles son los egos y la vanidad que le han llevado a estar presente cinco minutos en la fiesta de la Resurrección?
Osoro se ha dedicado sus años de pontificado en Madrid a quitar y quitar sustituyendo lo que quitaba por nada que no fuese una autoreferencialidad suya. Por eso a su particular fiesta de la familia dentro de la Catedral de la Almudena ya no acude nadie para ser bendecido por él; porque encima cree que es él el que bendice, en lugar de hacerlo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Sumemos además que mucha gente se ha quejado de la defensa que se ha hecho del divorcio en la fiesta de la Resurrección en la que Osoro ha participado. Vamos que encima se cubre de gloria, acudiendo a un acto donde se da esta confusión, aunque seguro que el año próximo está corregida; ya sin Osoro, claro.
Sólo le faltó despedirse de los jóvenes, ya sea antes del verano o después. Aunque yo insisto en que la toma de posesión del nuevo Arzobispo será después del verano, aunque la noticia, lógicamente, se haga pública antes. Pero qué más da quién dé esa exclusiva, lo único importante es que la noticia salga cuanto antes. Y miren, si es antes del verano les prometo que no me importa nadita haberme equivocado.
Osoro tic, tac…….
Te vas a quedar más solo que Abundio!!!
Lo de las familias de Colón se convirtió en un mitin de Kiko y su propaganda. Lo ocuparon todo y todo a su estilo sin dejar que fuera para todos los católicos. Uno de los errores era la homilía con guitarra del susodicho y el uso que hacen siempre los dias posteriores de las instalaciones y permisos para sus cosas. Para mi bien quitado.
Perdone querido lector pero disiento, mal quitado, muy mal quitado. Compartiendo que las Comunidades Neocatecumenales copaban demasiado esa fiesta, le aseguro que había otras muchas soluciones que solucionarían tal exceso de protagonismo; y le sugiero uno muy sencilla: Que Osoro hubiese tomado las riendas de la organización de esa misa de la familia, simplemente haciendo del acto una festiva celebración de la Eucaristía en la plaza pública, sin más adornos ni más bendiciones. Lo que hizo, y fue un error, fue meternos en las sacristías. Por tanto querido lector por mi mal quitado.
Suponiendo que no tenga sentido pedir perdón por los pecados que cometen sus sacerdotes, a los que no olvidemos que ha sido la Iglesia la que los ha ordenado, sí me parece bien que se pida perdón por el encubrimiento y la ocultación que a menudo se hizo de sus pecados, supongo que para evitar el escándalo. El resultado: no solo no se ha evitado tal escándalo, sino que este ha resultado ser aún mayor. Y, sobre todo, el ocultamiento era, al mismo tiempo que enormemente doloroso para las víctimas, pues significaba poco menos que considerarlas mentirosas, causa de que los pederastas pudieran seguir haciendo daño. Y todo ello es extremadamente grave.
Querido lector, yo estoy de acuerdo en pedir perdón en nombre de la Iglesia por haber encubierto a los abusadores, pero una vez no cada mañana.
Por otro lado decirle que de los pecados debe pedir perdón cada individuo.
Y por favor no confunda pecado con delito. Los delitos se juzgan y se pena por ellos, sean de abusos o de encubrimiento, y que cada cual aguante su vela.