Es lunes 12 de junio, ya ha llegado el día, en un par de horas se hará oficial lo que venimos contando hace semanas. A la hora del ángelus, la Santa Sede hará público el nombramiento de Mons. José Cobo Cano como nuevo Arzobispo de Madrid, sustituyendo éste al Cardenal-Arzobispo Carlos Osoro Sierra que hasta hoy ha sido el peor Arzobispo que ha tenido nuestra Archidiócesis, aunque siempre habrá quien le pueda quitar tan deshonroso título. Lo hemos dicho en exclusiva, esta vez hemos sido nosotros, aunque muchos medios sin ética profesional no nos hayan citado.
Esa semana pasada he tenido una experiencia enriquecedora que la quiero compartir con ustedes. He aceptado no publicar un artículo que tenía preparado para hablarles sobre un medio dedicado a la información religiosa, que cuenta con poquísimos seguidores y que durante décadas ha vivido y vive del cuento, supongo que imaginarán a cuál me refiero. Si fuésemos políticos diríamos que es un medio de los denominados de izquierdas, que vive de la subvención y de atemorizar a los que están en el poder con artículos críticos si éstos no siguen sus directrices.
Sí, me refiero a los noticieros amigos de Osoro, los progres en retroceso.
Cuando uno escribe libremente y sin ningún otro afán, el más tentador sería el económico, que el de buscar la verdad y contar las cosas con verdad, es capaz hasta de renunciar a su propio deseo de publicar algo con tal de saber que el medio en el que escribe, Infovaticana en mi caso, también busca el mismo bien y la misma verdad, el de la Iglesia y la Verdad de la fe.
Hay gallinitas que quieren dar lecciones a “webs supuestamente católicas y a sacerdotes influencer” escondidas detrás de un teclado y sumidos en la incoherencia con lo que uno es respecto de cómo vive. Y les aseguro que no es mi intención insultar a las gallinas, ni me creo que ningún sacerdote influencer pueda manchar el mensaje del Evangelio por muy gay que se considere.
A raíz de mi resignación a no publicar lo que tenía previsto, he tenido la oportunidad de contactar con colegas blogueros como Paco Pepe de la Cigoña o Jorge Guadalix a los que agradezco públicamente su afecto y comprensión manifestada explícitamente. Ellos, para mi son unos maestros y yo ante ellos me considero un principiante, en esto de las redes.
He descubierto la importancia de estar unidos aquellos medios, blogueros e influencer que deseamos, con nuestras limitaciones, vivir fieles a la Fe, la verdadera Fe no lo olvidemos, recibida en el seno de nuestra madre la Iglesia y dar testimonio de ella. Personalmente ha sido enriquecedor saber que estamos en algo grande, que salir a las periferias, la sinodalidad, el ser puentes, la pastoral de los alejados, … y todas esas baratijas que nos venden, son eso baratijas comparado con algo tan grande como es el amor a la Iglesia madre y maestra, vivir la Fe recibida con empeño coherente sin amoldarla a pesar de nuestra debilidad y nuestro pecado, reconocer sanamente la moralidad de nuestros actos para saber cuales nos alejan de Dios o cuales nos permiten seguir viviendo en su Gracia, desear ser apóstoles de Cristo para que ni uno sólo se pierda sino que se conviertan y Vivan, y todo esto con el único objetivo de no perder nuestra alma o lo que sería lo mismo ser santos.
Queridos lectores ¡merece la pena! Sí, son “tiempos recios para los Santos”. Demos gracias a Dios por ello. Porque a la santidad es a lo que nos llama el Señor.
Esta vez toca morderme la lengua, creo que por un bien mayor.
El auto del juez relativo a las fundaciones, que les vuelvo a recordar son fundaciones civiles, consta exactamente de 15 folios; en el auto su señoría abre juicio oral sobre los colaboradores que no olvidemos eligió Osoro de modo unilateral para delegar en uno de ellos las fundaciones de las que Osoro es Presidente hasta el 12 de julio y en el otro el cargo de interventor del Arzobispado de Madrid, amén de los demás implicados.
El juez no ha condenado a nadie, simplemente dice que “hay sólidos indicios” y abre juicio oral. Ese brevísimo auto de 15 folios se puede recurrir y se va a recurrir a la audiencia provincial. Es una práctica habitual de las salas que no tienen, ni saben, ni quieren complicarse la vida pasar la pelota jurídica a la siguiente estancia. Lo que sí está claro es que esto no está resuelto y se va a alargar y mucho. Más adelante, se verá quien acaba condenado, absuelto o si todo se archiva. De momento por más que mientan los noticieros aquí nadie ha ganado ni nadie ha perdido, no hay sentencia firme, y queda mucho partido por jugar. Y no olvidemos que hay más de un partido en juego.
Hoy Osoro pasará a ser Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Madrid. Como les conté cuando abrí estos balcones allá por el mes de diciembre del año 2021, comenzaba por aquel entonces a funcionar un contador que ha ido sumando los días que faltan para que Osoro se vaya. No le echaremos nada de menos, ha sido un pontificado nefasto lo miremos por donde lo miremos, y uno de los frutos de este pontificado ha sido lo que hoy nos cuentan oficialmente, uno de sus mosqueteros ha sido nombrado por el hoy enfermo Papa Francisco Arzobispo de Madrid.
Tenía intención de cerrar estos balcones pero muchos compañeros me animan a dejarlos de momento abiertos. Seguro que podré contarles como nuestra Archidiócesis ha recuperado su celo apostólico fiel a la “Sagrada Escritura y a la Sagrada Tradición” tal como nos enseña el Concilio Vaticano II.
“Esta Tradición apostólica va creciendo en la Iglesia con la ayuda del Espíritu Santo; es decir, crece la comprensión de las palabras e instituciones trasmitidas cuando los fieles las contempla y estudian repasándolas en su corazón (cf. Lc2, 10.51), cuando comprende internamente los misterios que viven, cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad. La Iglesia camina a través de los siglos hacia la plenitud de la verdad, hasta que se cumplan en ella plenamente las palabras de Dios” (Dei Verbum, 8).
Todos en Madrid sabemos de algunos pecados de nuestro Arzobispo Electo cuando no había recibido todavía la plenitud del orden sacerdotal, es lo que tiene elegir al candidato de la misma diócesis; pero hay que reconocer que fue recibir la ordenación episcopal y hasta habla maravillas de la sucesión apostólica. ¡Qué bien!, se ve que la conversión existe.
Es verdad que él ha formado parte del consejo de gobierno de Osoro y tiene la parte de responsabilidad que le corresponde como obispo auxiliar en este pontificado nefasto, tanto a nivel pastoral como a nivel de gobierno respecto de las decisiones tomadas en las fundaciones canónicas y civiles; de esta última responsabilidad y su implicación darán cuenta los tribunales, vete a saber cuando definitivamente.
Ser un sacerdote trepa como le conocemos en Madrid le ha dada buen resultado a pesar de las advertencias del Papa Francisco frente al carrerismo, lo que demuestra lo mal asesorado que ha estado el Papa. Traicionar a Osoro en Roma exagerando lo mal que está de la memoria y poniéndose él al margen respecto del mal gobierno ejercido en nuestra Archidiócesis le ha dado también resultado a pesar de las advertencias del Papa Francisco indicándonos que “los chismes son peor plaga que el coronavirus”, lo que demuestra que hay chismes que sí agradan al Papa.
Pero aún sabiendo todo esto y más cosas que sabemos, creemos en el Espíritu Santo, y sabemos aceptar y leer la voluntad de Dios en la historia de la salvación. Ahora al Arzobispo Electo le toca enseñar, santificar y gobernar sin la pantalla de Osoro, demostrando ante Dios, ante la Iglesia y ante si mismo fidelidad a la Sagrada Escritura y a la Sagrada Tradición. Eso sí a la Iglesia que peregrina en Madrid no podrá engañarla, espero que tampoco pretenda hacerlo.
Las gallinitas seguirán escondiéndose detrás del teclado mientras a mí me leen en su pantalla.
Lamentablemente ya lo dijo Jesucristo: no se recogen uvas de los abrojos. (Una afeitadita no viene mal)
¿Peor que Tarancón? Están a la par.
Un final triste de un episcopado triste, que ha dejado a Madrid en una situación triste. Ya puede arremangarse D. José Cobo, porque si se quiere cargar la diócesis, solo tiene que hacer lo mismo que su predecesor: encerrarse con sus amigos en el palacio episcopal, crear un cinturón pretoriano, malgastar el dinero en tonterías y abroncar sacerdotes, perdiendo el contacto con la realidad de su diócesis.
Pero si quiere hacer una diócesis en condiciones, en tiempo de secularismo, puede: apoyar a los sacerdotes, tocar la realidad de su diócesis, evitando quemar feligreses con reuniones estúpidas, remover párrocos perezosos y herejes y aceptar consejos o alguna que otra reprimenda. Dejarse de sinoladidades y potenciar la conversión propia y la de su diócesis. Ser obispo, a fin de cuentas.
¿Es un sueño? Esperemos que sea realidad y no una pesadilla, que esta vez iría para largo